El cantante llevó ayer su Blue Electric Light tour 2024 al Palacio de los Deportes en una noche sold out
Blue Electric Light Tour 2024 da nombre a la gira con la que Lenny Kravitz despide el año y hace todo el sentido, pues fue precisamente un show electrizante y brillante el que el neoyorquino montó ayer para sus 18 mil fanáticos desde el Palacio de los Deportes de la CDMX, quienes acudieron emocionados por sentir una vez más el poder de su estruendo.
Su producción estuvo a la altura de lo que éste ofrecía y con diferentes animaciones a blanco y negro, otros gráficos coloridos y otras con luces neón proyectadas a lo largo de diferentes plataformas con pantallas gigantes a sus alrededores, sumado a las hileras de luces que tintineaban al compás de los acordes de sus rolas y múltiples reflectores disparándose por todos lados, aquello era un intercambio de energía constante e infinita de la que artista parecía nutrirse complacido. Ya fuera con rolas lentas y románticas como I Belong To You o con otras cargadas de ritmos acelerados y solos electrizantes como Believe, el número del intérprete de 60 años tenía hipnotizado a su público, que sí salía de este encanto era únicamente para aplaudir y alabarlo.
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Lo único más aclamado que sus solos con la guitarra eléctrica llegaba en las rolas más lentas como Low, donde este aprovechaba el funk para menear lentamente las caderas, lo que enloquecía todavía más a los fans.
Pero lo suyo lo suyo es la guitarra y lo deja ver también en qué más allá de tener cambios de ropa lo que tiene son cambios de guitarra, pasando de diferentes modelos de eléctricas a acústicas, cada una siendo modelada por él con orgullo. Su espectáculo, porque no se le puede llamar de otra forma a alguien que ofrece absolutamente todo, cerró a ritmo de Human y Let Love Rule, con las que se despidió de un público al que confesó que cada vez le cuesta más decirle adiós.
