Jardín Colón; Un legado vivo para las nuevas generaciones

El Jardín Colón, un ícono del Centro Histórico de San Luis Potosí, guarda siglos de historia desde su origen como el convento de la Merced hasta convertirse en el corazón de la ciudad.

El Jardín Colón, uno de los puntos más emblemáticos de San Luis Potosí, es mucho más que un simple parque. Su historia, marcada por siglos de evolución y transformación, lo convierte en un reflejo vivo de la identidad de la ciudad. Este espacio público, ubicado entre el Centro Histórico, el Barrio de San Miguelito y el Barrio de San Sebastián, ha sido testigo de eventos históricos que dejaron una huella en la ciudad, desde su fundación hasta la modernización de la urbe.

La historia del Jardín Colón se remonta al siglo XVII, cuando en el mismo terreno existía el convento de la Merced. El capitán Gabriel Ortiz de Fuenmayor, quien en 1606 se vio protegido de una tormenta, prometió la construcción de una ermita dedicada a San Lorenzo en el lugar donde hoy se erige el reloj del jardín. Esta promesa se materializó años después, y en 1617, la familia de Fuenmayor cedió el terreno a la Orden de la Merced, que comenzó la construcción de su convento en 1622.

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A lo largo de los años, el convento creció en importancia y en tamaño. En 1681, comenzó la edificación de un complejo más grande, con un templo, convento y panteón, que fue terminado en 1685. La iglesia, con sus nueve altares barrocos y una torre imponente, fue un símbolo de la riqueza cultural y religiosa de San Luis Potosí.

El 24 de marzo de 1862, el convento de la Merced fue demolido por cañonazos, siguiendo las órdenes de Jesús González Ortega, en el marco de la implementación de las leyes de Reforma, que separaban la iglesia del Estado. Con la demolición del convento, el terreno dio paso a la construcción del Mercado Colón, y más tarde, el área fue transformada en el Jardín Colón, un proyecto de modernización que comenzó en 1883.

El jardín fue inaugurado en anticipación al IV Centenario del Descubrimiento de América, y desde entonces ha sido un lugar de encuentro para los habitantes de la ciudad. Con el tiempo, el Mercado Tangamanga se construyó en sus cercanías, pero el Jardín Colón continuó siendo un referente en la vida cotidiana de San Luis Potosí.

Uno de los elementos más distintivos del Jardín Colón es su reloj de cantera, que fue obsequiado por la colonia española para conmemorar el Centenario de la Independencia de México en 1910. Este reloj se erige como un símbolo de la historia compartida entre México y España, y se ha mantenido en el centro del jardín a lo largo de los años, marcando las horas mientras guarda los ecos de siglos de cambios.

A lo largo del siglo XX, el Jardín Colón ha sido renovado en diversas ocasiones, pero ha mantenido su esencia histórica. En 1926-1927, se construyó la balaustrada que rodea el jardín, y en 1953, se realizó una remodelación importante que le dio su aspecto actual. Hoy, el jardín sigue siendo un lugar vibrante, donde locales y turistas disfrutan de un paseo bajo la sombra de sus árboles y junto a los edificios coloniales que lo rodean.

El Jardín Colón es también el lugar que alberga La Cubana, una antigua tlapalería que fue fundada en 1875 y que, a lo largo de su historia, ha cambiado de dueño y función, pero sigue siendo parte del tejido histórico de la ciudad. En la actualidad, el parque está siendo rehabilitado, con restauraciones que buscan preservar su legado mientras mejoran la experiencia de quienes lo visitan.

Hoy, el Jardín Colón es un lugar de encuentro para los potosinos, un refugio de paz en medio del bullicio de la ciudad. Pero más allá de su belleza, es un testimonio de la historia de San Luis Potosí, un lugar donde convergen el pasado y el presente, y donde las nuevas generaciones pueden conectar con la rica herencia cultural de su ciudad. El Jardín Colón sigue siendo un símbolo de identidad y un espacio para la reflexión, la historia y la convivencia social.