El Papa Francisco celebra misa en Córcega tras visita de nueve horas

El Papa Francisco concluyó su visita a la isla francesa con una misa en la Place d’Austerlitz, donde miles de personas participaron y saludaron al pontífice.

El Papa Francisco finalizó su visita de nueve horas a la isla francesa de Córcega con una emotiva misa en la plaza d’Austerlitz en Ajaccio, bajo el monumento dedicado a Napoleón Bonaparte. Miles de personas acudieron a la ceremonia, que se celebró en un lugar cargado de tradición, donde, según la historia, Napoleón solía jugar cuando era niño.

Durante su visita, el Papa participó en la jornada de clausura del congreso sobre la “Religiosidad popular en el Mediterráneo” y se reunió con religiosos locales. Aunque su presencia en el congreso generó algunas críticas por no haber participado en la inauguración de Notre Dame, su mensaje resonó profundamente en la isla.

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En la misa, celebrada en la emblemática plaza, Francisco destacó la devoción popular en Córcega, una isla en la que aún persisten tradiciones católicas fuertes, como el culto a la Virgen “Madonnuccia”, que según la tradición protegió a la isla de la peste. Con un 80% de la población identificándose como católica, Córcega cuenta con más de 430 parroquias, lo que reafirma su profundo vínculo con la fe.

En su homilía, el Papa hizo un llamado a la esperanza, recordando las dificultades que enfrentan muchos pueblos, como la miseria, la guerra y la violencia. “La Palabra de Dios nos conforta siempre”, expresó, haciendo un especial recuerdo del sufrimiento de los niños ucranianos, quienes viven las devastaciones de la guerra. Francisco destacó que la Iglesia ofrece una esperanza sólida, y que el compromiso por la paz y la justicia se nutre de la fuerza inagotable que trae la venida del Señor.

En el altar, bajo la estatua de Napoleón, se leía un mensaje en lengua corso: “A pace” (la paz), un recordatorio del mensaje central de la homilía de Francisco, quien también lamentó los males espirituales que aquejan a la sociedad actual, especialmente el consumismo, que genera insatisfacción y un vacío en las personas. “Una sociedad así envejece insatisfecha porque no sabe dar; quien vive para sí mismo nunca será feliz”, subrayó.

Antes de regresar a Roma, el Papa Francisco se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron, en el aeropuerto, aunque el contenido del encuentro no fue revelado por el Vaticano, según la costumbre.