Parlamento destituye al presidente Yoon Suk-yeol

El mandatario enfrenta acusaciones graves y espera la decisión del Tribunal Constitucional

El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, fue destituido este sábado por el Parlamento tras haber declarado la ley marcial la semana pasada, un controvertido acto que justificó como necesario para “proteger la democracia”. Ahora, su destino político queda en manos del Tribunal Constitucional, que deberá ratificar o rechazar su cese en un plazo máximo de 180 días.

En un mensaje grabado desde su residencia, Yoon reafirmó su compromiso con el país:

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“Cargaré con todas las críticas, los ánimos y el apoyo que he recibido, y haré lo mejor para el país hasta el final”.

Además, instó al Gobierno interino, liderado por el primer ministro Han Duck-soo, a trabajar con diligencia mientras los dos principales partidos surcoreanos enfrentan tensiones políticas exacerbadas.

Yoon argumentó que la ley marcial, decretada en medio de supuestas amenazas “antiestatales” provenientes de la oposición, fue un acto dentro de sus atribuciones ejecutivas y no debería estar sujeto a revisión judicial. Sin embargo, la oposición, que domina el Parlamento, calificó sus acciones como autoritarias y peligrosas para el orden constitucional.

Además de la destitución, Yoon enfrenta investigaciones por presuntos delitos de insurrección, amotinamiento y abuso de poder. Estas acusaciones se extienden a miembros de su Gabinete, incluido el exministro de Defensa Kim Yong-hyun, quien está en prisión preventiva.

El cargo de insurrección, el más grave, conlleva potencialmente la pena de muerte, aunque Corea del Sur mantiene una moratoria sobre esta desde 1997.

La destitución fue aprobada con votos de al menos 12 legisladores de su propio partido, reflejando las divisiones internas. Ahora, el país espera que el Tribunal Constitucional decida si Yoon será restituido o se convocarán elecciones anticipadas, lo que podría transformar radicalmente el panorama político.

La crisis política en Corea del Sur ocurre en un momento crucial para el país, con desafíos en materia de seguridad regional y una economía que lucha por mantenerse competitiva frente a tensiones globales.

La comunidad internacional observa de cerca los acontecimientos, conscientes de la importancia de Corea del Sur como socio estratégico en Asia-Pacífico.