A pesar de los máximos históricos en los precios del café, productores de países como Brasil, Perú, Costa Rica y Honduras enfrentan dificultades estructurales y climáticas que amenazan la estabilidad del mercado y su rentabilidad.
La crisis climática y el aumento de los costos están marcando el futuro de la producción de café en América Latina, una de las regiones más afectadas por estos desafíos. En 2024, los precios del café han alcanzado niveles históricos, impulsados por fenómenos climáticos extremos que han golpeado a los principales países productores. Sin embargo, mientras algunos logran aprovechar el auge de los precios, muchos pequeños productores luchan por obtener beneficios justos y enfrentar la volatilidad de los mercados.
Uno de los principales factores detrás del aumento de los precios es el impacto de la emergencia climática. Las sequías en Vietnam e Indonesia, y las heladas que afectaron a Brasil en 2021 y 2022, han sido determinantes en la reducción de las cosechas, particularmente de café arábica. La situación está teniendo un efecto directo en la producción mundial, y aunque los precios han subido, los costos de producción siguen aumentando, dejando a muchos caficultores luchando por mantenerse a flote.
¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA
Brasil, el mayor productor mundial de café, enfrenta un panorama incierto. A pesar de haber logrado un leve crecimiento del 1.7% en su producción de arábica en 2024, las previsiones para 2025 no son prometedoras. Una sequía prolongada de cinco meses amenaza con reducir significativamente la próxima cosecha. Los precios del café siguen siendo volátiles, en parte debido a la presión de fondos especulativos y nuevas regulaciones, como la legislación europea sobre deforestación, que podría agravar aún más la situación de los productores.
En contraste, Colombia ha logrado resultados sobresalientes, con una producción récord de 13.41 millones de sacos en 2024, lo que representa un incremento del 21% respecto al año anterior. Según Germán Bahamón, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, estos logros reflejan la capacidad de adaptación y la resiliencia de los caficultores colombianos. Sin embargo, a pesar de los éxitos, Bahamón advierte sobre la necesidad de seguir invirtiendo en la renovación de cafetales y políticas de fertilización para asegurar la sostenibilidad del sector en el futuro.
En México, la situación es igualmente preocupante. Las sequías han afectado a las principales regiones productoras como Chiapas, Veracruz y Oaxaca, con caídas en la producción de más del 50%. Los testimonios de productores locales, como Moisés Ernesto de Chiapas, destacan cómo las plantas de café están verdes, pero no producen lo que deberían debido a la falta de agua. A pesar de ser el octavo mayor exportador mundial, la situación climática adversa pone en riesgo la estabilidad del mercado mexicano de café.
La producción de café en Perú también ha sufrido una disminución significativa. En 2024, la producción alcanzó las 250 mil toneladas, con un rendimiento promedio de 658 kilos por hectárea, muy por debajo del promedio mundial de 880 kilos. La roya amarilla y el envejecimiento de las plantaciones han sido factores clave en esta caída. La Junta Nacional del Café (JNC) ha solicitado medidas urgentes, como la renovación de 50 mil hectáreas y la creación de un fondo de apoyo de 120 millones de soles (32 millones de dólares) para garantizar la sostenibilidad de la producción y el apoyo a los pequeños caficultores.
Costa Rica espera un aumento moderado del 8.6% en su cosecha 2024-2025, alcanzando 1.75 millones de sacos. A pesar de la mejora en los precios internacionales, los productores enfrentan desafíos internos, como una caída en el tipo de cambio del dólar en un 25% desde julio de 2022, lo que ha afectado los ingresos de los caficultores.
En Honduras, aunque se espera una cosecha de siete millones de quintales (317 mil 800 toneladas) para 2024-2025, los altos costos de producción siguen afectando la rentabilidad de los caficultores. A pesar de los precios internacionales más altos, los productores locales sienten que no están recibiendo lo que deberían por su café, lo que ha generado un descontento generalizado.
Este panorama global refleja la complejidad del sector cafetero, donde los precios internacionales pueden ser altos, pero los costos y los desafíos climáticos siguen siendo obstáculos enormes para los pequeños productores. La sostenibilidad y la innovación en la caficultura se presentan como las claves para asegurar el futuro de esta importante industria en América Latina.