La violenta muerte del ejecutivo de una de las mayores aseguradoras médicas de Estados Unidos se convierte en un fenómeno viral que trasciende el crimen individual
o que comenzó como un crimen violento en las calles de Manhattan se ha transformado en un debate nacional sobre el sistema privado de salud en Estados Unidos. El asesinato del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, no solo sacudió al sector corporativo, sino que expuso décadas de frustraciones acumuladas con un sistema que muchos consideran fundamentalmente defectuoso. La naturaleza simbólica del acto quedó plasmada en las carcasas de los proyectiles encontradas en la escena: las palabras “retraso”, “denegar” y “deponer” grabadas en ellas resuenan profundamente con las experiencias de millones de estadounidenses en su lucha contra las aseguradoras médicas.
Las imágenes de seguridad del hotel y establecimientos cercanos proporcionaron detalles precisos sobre el perpetrador y sus movimientos, captando a un individuo de complexión media vistiendo una chamarra oscura y portando una mochila negra, quien, después de efectuar los disparos, se alejó caminando hacia el norte de Manhattan con aparente tranquilidad. A pesar de que la policía ofreció una recompensa de $50,000 por información que condujera a su captura, la reacción en redes sociales tomó un giro inesperado: en lugar de ser visto como un criminal, el perpetrador enmascarado se convirtió en un símbolo de las contradicciones del sistema, un antihéroe, ya que, para una parte significativa de la opinión digital, la verdadera violencia no ocurre en las calles sino en los edificios corporativos donde se deniegan tratamientos médicos, con un sello de “rechazado”.
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Incluso UnitedHealthcare, en su propia cuenta de Instagram, optó por deshabilitar los comentarios debido a que muchos de ellos celebraban el suceso
El caso expuso cifras alarmantes que contextualizan la reacción pública: UnitedHealth, la cuarta empresa más grande que cotiza en bolsa en Estados Unidos, reportó ingresos de $372 mil millones el último año, mientras sus ejecutivos reciben salarios promedio de $23 millones anuales. Según ValuePenguin, la compañía rechaza uno de cada tres reclamos médicos, alrededor del 33%, duplicando el promedio de la industria, que es del 16%.
Lo más revelador fue la respuesta sin precedentes de “influencers” conocidos por su relevancia en los casos de “true crime”. Investigadores como Savannah Sparks, con 1.3 millones de seguidores en TikTok y un historial de colaboración con departamentos de policía, rechazaron abiertamente participar en la búsqueda del sospechoso. “Absolutamente no”, fue su respuesta cuando se le preguntó si su comunidad ayudaría a identificar al perpetrador. Esta suerte de protesta digital se extendió por otras plataformas. En Reddit, el foro r/medicine tuvo que ser cerrado debido a la avalancha de comentarios críticos. En TikTok, el creador de contenido thatdaneshguy, con 2 millones de seguidores, cristalizó el sentimiento general: “No tengo que fomentar la violencia. No tengo que perdonar la violencia de ninguna manera. Pero tampoco tengo que ayudar.”
Incluso UnitedHealthcare, en su propia cuenta de Instagram, optó por deshabilitar los comentarios debido a que muchos de ellos celebraban el suceso. Además, los memes en X con relación al caso tienen una gran cantidad de “me gusta”, llegando incluso a equiparar al perpetrador con el Joker o con la emblemática máscara de “V de Venganza”.
La negativa generalizada trasciende las divisiones políticas tradicionales. Cuando Bernie Sanders se postuló para presidente en 2020 pidiendo Medicare para Todos, el supuesto amor de los estadounidenses por su seguro privado fue usado como argumento en su contra. Sin embargo, la actual respuesta digital, que une a conservadores y progresistas en su crítica al sistema, sugiere que aquella narrativa era fundamentalmente errónea.
Este momento de reflexión viral en las redes sociales podría marcar un punto de inflexión en el debate sobre la reforma del sistema de salud estadounidense
“Nueva York gira alrededor del capital, y aunque la noticia sacudió a todos los círculos, especialmente en una ciudad donde los CEO son parte del paisaje urbano, las calles no transmitían miedo. En una metrópolis que registra cientos de homicidios al año, lo más sorprendente fue cómo la percepción popular transformó al perpetrador en una especie de antihéroe urbano”, señala Alarcón, periodista de Nueva York quien observa cómo esta transformación refleja un cambio más profundo en la percepción pública del poder corporativo.
Este momento de reflexión viral en las redes sociales podría marcar un punto de inflexión en el debate sobre la reforma del sistema de salud estadounidense. La postura solitaria del senador y ex-candidato presidencial Bernie Sanders, quien durante años abogó por un sistema de salud público universal, parece encontrar ahora una validación inesperada en la respuesta digital generalizada al caso Thompson. En un país donde el 67.2% de la población depende de seguros médicos privados, la magnitud de esta reacción, caracterizada por una notable falta de empatía hacia las figuras del poder corporativo, sugiere que las redes sociales están catalizando un cambio fundamental en la percepción pública del capitalismo en el sector salud. Las suposiciones largamente sostenidas sobre la viabilidad del modelo actual parecen desmoronarse ante el peso de la indignación digitalizada.