El informe “Rompiendo Moldes” destaca el alarmante panorama de violencia contra mujeres, pero señala avances en la percepción de género entre los jóvenes.
En un informe presentado por Oxfam, se reveló que ocho de cada diez mujeres en América Latina han experimentado algún episodio de violencia a lo largo de sus vidas. Este dato, calificado como “crítico” por Gloria García-Parra, directora regional de Oxfam en Latinoamérica y el Caribe (LAC), refleja la persistente crisis de las Violencias Basadas en Género (VBG) en la región.
“La violencia física no es el único tipo que enfrentan las mujeres; existen múltiples formas de violencia que siguen siendo comunes en nuestras sociedades”, expresó García-Parra durante la presentación de la segunda edición del informe Rompiendo Moldes.
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A pesar de las cifras alarmantes, el informe también muestra señales de cambio positivo, especialmente entre las generaciones más jóvenes. De acuerdo con Oxfam:
- 8 de cada 10 jóvenes apoyan el matrimonio igualitario y reconocen que parejas del mismo sexo pueden criar hijos.
- El 77% de los encuestados considera que las labores domésticas no son exclusivas de las mujeres, reflejando un cambio en los imaginarios tradicionales.
“La pandemia jugó un papel clave al permitir reflexionar sobre las dinámicas domésticas y los roles de género,” señaló García-Parra.
Sin embargo, los avances culturales aún no se reflejan en la reducción de la violencia. Siete de cada diez mujeres siguen reportando agresiones relacionadas con su género, mientras que los hombres cisgénero indican, en su mayoría, no haber enfrentado este tipo de violencia.
La directora de Oxfam destacó que muchos de estos patrones violentos están arraigados en los imaginarios culturales, amplificados por los medios de comunicación. “No existen crímenes pasionales; existen crímenes que deben ser nombrados como lo que son, para responsabilizar a los perpetradores”, afirmó.
A pesar de los desafíos, el informe identifica tres áreas de acción clave para transformar las narrativas violentas y promover la igualdad:
- Aumentar el financiamiento para proyectos de justicia de género y racial.
- Incorporar enfoques interseccionales en las políticas públicas.
- Promover nuevas narrativas culturales que cuestionen y transformen los imaginarios tradicionales.
Organizaciones como Oxfam enfrentan crecientes obstáculos debido a presupuestos limitados y al auge de frentes conservadores que buscan perpetuar desigualdades de género. “El apoyo a las organizaciones civiles es insuficiente; menos del 1% de los fondos oficiales para cooperación está destinado a la justicia de género,” concluyó García-Parra.
Mientras tanto, la violencia sigue siendo un desafío urgente, pero los pequeños avances en las generaciones jóvenes ofrecen esperanza para un futuro más igualitario.