Segundo Domingo de Adviento – Ciclo C (Lucas 3, 1-6) – diciembre 8, 2024
Baruc 5, 1-9 / Salmo 125 / Filipenses 1,4-6.8-11
Este segundo domingo de Adviento, nos ayuda a seguir preparando nuestro corazón a la venida del Salvador…
Evangelio según san Lucas 3, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad.
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Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra.
Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.
Reflexión:
¿Cómo ordenar mi vida?
En la liturgia de este segundo domingo de Adviento, cada uno de nosotros estamos invitados a reflexionar sobre la esperanza, la transformación personal y a cómo preparar nuestro corazón para que Dios actúe en nuestra vida.
Preparar la venida del Señor, es estar atentos a la presencia de Dios en nuestra vida ordinaria, y darnos cuenta como es que “cada día” podemos ser liberados de aquello que nos aleja / destierra, de una vida que vale la pena vivir; es seguir aprendiendo a vivir, poniendo en práctica lo que nos enseña la Palabra:
- Dios viene a transformar la tristeza en alegría, a cambiar lo que está roto en algo hermoso. Es como si Dios dijera: “Levántate, no te quedes atrapado en tus problemas. Yo haré un camino nuevo para ti, un camino de paz y justicia”. Esto nos enseña que, incluso en los momentos más difíciles, Dios no se olvida de nosotros. Él está preparando algo bueno, pero necesitamos estar atentos y dispuestos a caminar con Él. (Cfr. Baruc 5, 1-9)
- Él convierte las lágrimas en risas, los caminos cerrados en senderos nuevos. Piensa en un momento en que creías que todo estaba perdido y algo cambió para mejor. Eso es lo que Dios hace… (Salmo 125)
- San Pablo habla de cómo ora por sus amigos para que crezcan en amor, sabiduría y santidad. Esto es un recordatorio de que nuestra relación con Dios no se trata solo de cumplir reglas, sino de crecer cada día en amor y entrega. Pablo también dice algo muy importante: Dios, que comenzó algo bueno en nosotros, lo llevará a la perfección. A veces podemos sentirnos incapaces o no lo suficientemente buenos, pero Dios nunca abandona la obra que ha comenzado en nosotros. (Filipenses 1,4-6.8-11)
- Juan Bautista llama al pueblo a preparar el camino para la llegada de Jesús. Habla de “enderezar lo torcido” y “rellenar los valles”, que es una forma de decir que necesitamos revisar nuestra vida y quitar todo lo que nos impide recibir a Dios: egoísmo, envidia, miedos. Imagínate que tu corazón es un camino por donde Jesús quiere pasar. Si está lleno de piedras o bloqueado, Él no puede entrar. Preparar el camino significa abrirnos a su amor, pedir perdón, reconciliarnos con los demás y ser más generosos. (Lucas 3, 1-6)
Dios nos ama tal como somos, pero también quiere ayudarnos a crecer y ser mejores personas. Él tiene un plan de esperanza y alegría para nuestra vida, pero necesitas confiar en Él y prepararnos para recibirlo. Al igual que un camino necesita ser “transitable” para que alguien pueda llegar, también podemos preparar nuestro corazón, llenarlo de amor y dejar que Dios lo transforme. Además, no importa cuán difícil sea el camino, Dios camina con nosotros, nos sostiene como una montaña firme y nunca abandona la obra que ha comenzado en ti. Confía en su plan, actúa con amor y deja que su luz ilumine tu vida.
¿Qué áreas de tu vida necesitan ser iluminadas por la esperanza de Dios?… ¿Qué cosas en tu vida te dan alegría?… ¿Qué “piedras” u “obstáculos” necesitas quitar de tu vida para que Jesús pueda entrar a tu corazón?
Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org
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