Miles de personas salen a las calles para celebrar la “liberación” de Damasco y otras provincias sirias.
Este domingo, miles de personas en Siria, incluyendo a habitantes de Damasco y las principales provincias del país, salieron a las calles para celebrar la caída del presidente Bashar al-Asad, quien había estado en el poder durante 24 años. La noticia de la victoria de los rebeldes islamistas, que tomaron la capital y la declararon “libre”, desató una ola de celebraciones en todo el país.
Medios como Al Jazeera difundieron imágenes de grandes concentraciones de personas en la Plaza de los Omeyas en el centro de Damasco, mientras ciudadanos grababan con sus teléfonos móviles el jubilo en la ciudad. Además de la capital, los festejos se extendieron a ciudades como Tartús, Latakia, Homs, Alepo, Idlib, Deir al Zur y Al Hasakah, entre otras, con miles de personas en las calles celebrando la caída del régimen de al-Asad.
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En algunas zonas, como Tartús y Latakia, donde habita en su mayoría la comunidad alauí, se destruyeron estatuas de Hafez al-Asad, padre del presidente derrocado. Estos actos simbolizan la finalización del régimen familiar que ha controlado Siria por más de medio siglo.
Tras la caída de al-Asad, los rebeldes abrieron las puertas de varias cárceles y centros de detención, incluidos los notorios penales de Saydnaya, Adra y Homs, liberando a miles de prisioneros. A pesar del triunfo, los rebeldes, liderados por el Organismo de Liberación del Levante, impusieron un toque de queda en Damasco de trece horas, desde las 4 de la tarde hasta las 5 de la madrugada, como medida de seguridad en la nueva etapa que inicia para la capital siria.
La caída de al-Asad ocurre tras una ofensiva de doce días encabezada por los rebeldes islamistas, apoyados por Turquía, que buscaban derrocar al gobierno sirio. En medio de la agitación, se pidió a los ciudadanos que respetaran la propiedad pública y privada, sin recurrir a la violencia, mientras los insurgentes tomaban el control de la capital.
El derrocamiento de al-Asad marca el fin de una era en Siria, aunque el futuro del país sigue siendo incierto, con desafíos políticos, sociales y humanitarios a la vista.