Disminución de estudiantes extranjeros en Reino Unido, Canadá y Australia

(Mallapaty S. Nature 2024; doi.org/10.1038/d41586-024-03807-2)

Las reglas de inmigración han restringido el número de estudiantes extranjeros en algunos países, como en Reino Unido, Canadá y Australia.

En encuesta realizada a 365 universidades en 66 países este mes, el 41% reportó que han tenido descenso en el número de postulados post-graduados comparado con el año precedente y 31% informaron que hay disminución del número de estudiantes. Lo anterior es particularmente relevante para Reino Unido y Canadá, también condicionado por incremento en el costo de las aplicaciones y visas.

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En Australia, 42 universidades mencionaron que han habido recortes en el apoyo económico e incluso algunas han tenido que disminuir puestos laborales. El gobierno disminuyó fuentes de apoyo y costos indirectos a universidades y ha dejado de pagar revistas diversas. Lo anterior ha hecho que se busque apoyo en industriales.

El último mes, el Consejo de las Universidades de Ontario (Canadá) proyectaron pérdidas de 642 millones de dólares americanos de 2024 a 2026.

Una copa de vino
(Dominus S. The New York Times)

Hace aproximadamente un año, una amiga empezó a evadir mis invitaciones a tomar una copa. No fue sino hasta que nos vimos para dar un paseo que me explicó que no lo hacía por ningún motivo personal: solo había dejado de beber; había estado escuchando, en los pódcast y las noticias, que incluso una pequeña cantidad de alcohol era mucho peor para la salud de lo que antes se creía.

A principios de la década de 1990, algunos investigadores importantes estaban promoviendo la idea que los medios de comunicación ayudaron a popularizar: que el consumo moderado de alcohol —para las mujeres, una copa por noche; para los hombres, dos— estaba relacionado con mayor longevidad. Los investigadores teorizaban que el vino tinto podía tener propiedades antinflamatorias que prolongaban la vida y protegían la salud cardiovascular.

Recientemente se han acumulado estudios que desmienten la idea de que beber con moderación es bueno para la salud. El año pasado, un importante metanálisis que examinó 107 estudios realizados a lo largo de 40 años, llegó a la conclusión de que ninguna cantidad de alcohol mejora la salud; y en la revista Nature se publicó una investigación en la que se afirmaba que consumir tan solo una o dos copas al día (incluso menos en el caso de las mujeres) se asociaba con la contracción del cerebro, un fenómeno normalmente asociado al envejecimiento.

El año pasado, Irlanda se convirtió en el primer país en aprobar una ley que obliga a incluir una advertencia sobre el cáncer en todos los productos alcohólicos que se venden allí, similar a la que figura en los cigarros: “Existe una relación directa entre el alcohol y los cánceres mortales”. En Canadá, una organización financiada por el gobierno propuso recientemente una actualización de las directrices sobre el alcohol, anunció: “Ahora sabemos que incluso una pequeña cantidad de alcohol puede ser perjudicial para la salud”. Las directrices propuestas caracterizan una a dos bebidas a la semana como de “bajo riesgo” y de tres a seis como de “riesgo moderado”.

En el metanálisis de 2023 que generó muchos de los titulares y revaluaciones que estamos viendo ahora, Stockwell y sus colegas detectaron un aumento estadísticamente significativo del riesgo de mortalidad por todas las causas —el riesgo de morir por cualquier causa, ya sea médica o accidental— en las mujeres que bebían poco menos de dos copas al día y en los hombres que consumían más de tres al día.

Para quien toma dos copas a la semana, esa elección equivale a un promedio de menos de una semana de vida perdida; el consumir siete bebidas alcohólicas a la semana, esa cantidad se incrementa a unos dos meses y medio. Quien consume cinco bebidas al día o más corre el riesgo de perder, en promedio, más de dos años, dijo Stockwell. Recalcó que todas esas cifras eran promedios y que era imposible predecir el impacto que experimentaría una persona específica.

“Más de una bebida alcohólica al día aumenta el riesgo de cardiopatía en las mujeres”, incluso las mujeres jóvenes y de mediana edad que bebían ocho o más copas a la semana y que bebían en exceso “corren el riesgo de sufrir enfermedades coronarias”.

La influencia cultural del alcohol es tan poderosa y su simbolismo está tan arraigado como fuente de placer. “La historia demuestra que sin buena comida y (a menudo muchas) buenas bebidas, se consigue muy poca diplomacia internacional”.

El perfil de riesgo del alcohol tiene otra dimensión: el riesgo directo que implica para los demás. Una mujer que se toma dos bebidas fuertes con sus amigos o un hombre que se toma tres cervezas al salir por la noche, pueden tener más probabilidades que alguien sobrio de hacerles daño a las personas que les rodean. Tienen más probabilidades de girar a la izquierda de manera imprudente cuando otro coche se acerca a toda velocidad; o de no darse cuenta, una vez en casa, de que el bebé tiene algo en la boca; o de tener relaciones sexuales sin protección.

Quizá el riesgo individual asociado al consumo moderado sea pequeño, pero entre la población en general el daño del alcohol es enorme, porque el número de personas que lo consumen es muy elevado. Aunque el consumo de alcohol ha disminuido entre los jóvenes de Estados Unidos y el Reino Unido, entre las personas de mediana edad y mayores, y entre las mujeres, está aumentando.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informaron que las muertes anuales relacionadas con el alcohol en Estados Unidos han aumentado. Tras comparar los datos de 2020-21 con los de 2016-17 encontraron aumento del 29.3 % que atribuyen en gran medida a la pandemia, a la mayor disponibilidad de alcohol y a su costo, que recientemente ha bajado, si se ajusta a la inflación: la última vez que se estableció en Estados Unidos un aumento de impuestos federales sobre el alcohol fue en 1991, y los impuestos sobre algunos licores incluso bajaron a finales de 2020. “Cualquier frase sobre políticas de drogas que no termine con ‘aumentar los impuestos sobre el alcohol’ es una frase incoherente”, dijo una vez el influyente investigador de políticas de drogas Mark Kleiman a The Washington Post, que en ese momento, si se triplicaba el impuesto sobre el alcohol, habría 6 por ciento menos de homicidios sin meter a una sola persona más en la cárcel.