De una fuente neoclásica a una joya de cantera rosa, la Plaza de Armas de San Luis Potosí guarda la historia de cuatro monumentos que reflejan el cambio de épocas y estilos en la capital potosina.
La Plaza de Armas de San Luis Potosí, corazón cultural y político de la capital potosina, no solo ha sido escenario de importantes acontecimientos, sino también testigo de cambios arquitectónicos que han marcado la identidad de la ciudad. A lo largo de su historia, cuatro monumentos principales han ocupado su espacio central, siendo el actual kiosco de cantera rosa uno de los emblemas más reconocibles y representativos.
En sus inicios, la plaza lucía una columna neoclásica con fuente, diseñada por el arquitecto Eduardo Tresguerras. Este primer monumento fue reemplazado por una estatua de Miguel Hidalgo, símbolo de la lucha por la independencia. Sin embargo, en 1889, dicha estatua fue trasladada a la Alameda Central “Juan Sarabia” para dar lugar a un elegante kiosco de hierro fundido con decoraciones florales, una obra donada por el presidente Porfirio Díaz al gobernador Carlos Díez Gutiérrez.
Este kiosco permaneció en la Plaza de Armas hasta 1948, cuando el entonces gobernador Gonzalo N. Santos decidió reemplazarlo por un diseño que armonizara con los edificios de cantera circundantes. La estructura de hierro fue enviada al municipio de Tampamolón Corona, en la Huasteca Potosina, donde todavía se conserva y recientemente fue declarada patrimonio histórico y cultural del estado.
El actual kiosco, inaugurado el 25 de noviembre de 1948, fue construido con cantera rosa y diseñado en estilo ecléctico por los hermanos Biagi, bajo la supervisión de Antonio Prieto Laurens y Joaquín Meade. Este monumento, octagonal y de proporciones imponentes, ostenta en su friso los nombres de músicos mexicanos destacados como Miguel Lerdo de Tejada, Julián Carrillo, Manuel M. Ponce, entre otros. La inauguración contó con la presencia del presidente Miguel Alemán, y el gobernador emitió un decreto incentivando a los propietarios de edificios cercanos a recubrir sus fachadas con cantera, como parte de un esfuerzo para unificar el entorno estético de la plaza.
A pesar de su importancia histórica, el kiosco enfrenta actualmente problemas de mantenimiento. Ciudadanos y visitantes han denunciado el deterioro de la estructura, que aún así sigue siendo un lugar icónico para fotografías y eventos culturales.
La Plaza de Armas sigue siendo un punto neurálgico de San Luis Potosí, flanqueada por importantes edificios como la Catedral Metropolitana, el Palacio Municipal y el Palacio de Gobierno. En sus más de 70 años de existencia, el kiosco de cantera rosa no solo se ha convertido en un símbolo de la ciudad, sino también en un recordatorio de cómo los espacios públicos pueden evolucionar para reflejar las aspiraciones y la identidad de una comunidad.
Con una historia que enlaza épocas, estilos y usos, este kiosco es más que un monumento: es un testimonio vivo de la herencia cultural potosina.