Tres niños mueren por frío extremo en Afganistán durante una fuerte nevada

Las víctimas, de entre 9 y 12 años, caminaban entre aldeas en Badakhshan cuando fueron sorprendidas por las gélidas condiciones climáticas.

Tres niños, de entre 9 y 12 años, fallecieron el viernes en el noreste de Afganistán debido al frío extremo y la intensa nevada que azotaba la región, informó este sábado el Departamento de Información y Cultura de la provincia de Badakhshan.

El trágico incidente ocurrió en el área de Nawabad Siyab, en el distrito de Raghistan, cuando los menores caminaban entre la aldea de Colar y una localidad cercana. El trayecto, que normalmente toma unas dos horas a pie, se tornó fatal debido a las severas condiciones climáticas.

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“Desafortunadamente, tres niños que viajaban hacia la aldea de Colar perdieron la vida debido a la fuerte nieve y al intenso frío”, confirmó Zabiullah Amiri, director adjunto del departamento provincial.

Un cuarto niño, mayor que las víctimas, logró sobrevivir pese a las mismas circunstancias adversas.

El noreste de Afganistán, dominado por las cadenas montañosas del Hindú Kush y la cordillera del Pamir, enfrenta desafíos significativos para su población. Las duras condiciones meteorológicas y la escasez de infraestructura convierten tareas rutinarias, como trasladarse entre aldeas, en riesgosas travesías.

Las vías de transporte en Afganistán están subdesarrolladas, lo que exacerba la vulnerabilidad de las comunidades rurales en situaciones de emergencia climática. Décadas de conflictos, limitaciones económicas y obstáculos geográficos impiden avances significativos en infraestructura.

Los inviernos en Afganistán suelen ser severos, y las zonas montañosas son las más afectadas. La falta de recursos y preparación adecuada hace que tragedias como esta sean recurrentes. En áreas remotas, los servicios de rescate son prácticamente inexistentes, lo que aumenta la peligrosidad de estas regiones durante las temporadas frías.

El caso de los niños en Badakhshan subraya la necesidad de fortalecer las infraestructuras y los sistemas de apoyo en comunidades vulnerables, donde el clima extremo representa una amenaza constante para la vida de sus habitantes.