Un grupo de investigadores descubrió que este grano, habitualmente usado para alimentar animales, es muy bueno para el humano
En los últimos estudios realizados por equipos de las Universidades de Hokkaido y Sídney, se identificaron compuestos únicos en el sorgo, un tipo de cereal que ofrece perspectivas innovadoras para la salud.
Esta investigación, publicada en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, evaluó seis variedades distintas de sorgo cultivadas en Australia. Reveló un total de 194 tipos de grasas en sus granos, cada uno con perfiles lipídicos específicos.
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Estas características bioquímicas diversificadas entre las distintas variedades de sorgo abren la puerta a su potencial uso en la prevención de enfermedades metabólicas y crónicas, según Newsweek.
Uno de los hallazgos más relevantes de esta investigación fue la identificación de los ésteres de ácidos grasos de hidroxiácidos grasos (FAHFAs), una clase de lípidos que, aunque descubierta recientemente, demostró tener un rol clave en la mejora de la salud, según el medio Newsweek.
Según estudios previos, los FAHFAs tienen efectos antiinflamatorios y antioxidantes, favoreciendo la autofagia (el proceso de renovación celular) y beneficiando en particular el funcionamiento del cerebro y el corazón.
Estas propiedades convierten al sorgo en una prometedora fuente de compuestos bioactivos con aplicaciones potenciales para combatir la diabetes tipo 2 y otras enfermedades relacionadas con la obesidad.
Lo esencial:
Investigadores de las universidades de Hokkaido y Sídney han identificado en el sorgo, un cereal poco popular en la dieta humana, compuestos lipídicos con grandes beneficios para la salud. El estudio, publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, encontró que este grano contiene 194 tipos de grasas y, en particular, los lípidos FAHFAs, reconocidos por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Este descubrimiento podría posicionar al sorgo como un alimento funcional efectivo en la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y condiciones relacionadas con la obesidad.
Por qué importa: el sorgo, libre de gluten y con un perfil nutricional valioso, ofrece una alternativa alimentaria saludable en un mundo cada vez más enfocado en combatir enfermedades asociadas al estilo de vida:
- El sorgo es rico en ácidos grasos esenciales y vitaminas B y E.
- Estudios sugieren que sus compuestos ayudan a mejorar el funcionamiento celular y combatir inflamaciones.
- Se perfila como un ingrediente clave en la formulación de productos que apoyen una dieta equilibrada y funcional.
Los beneficios nutricionales del sorgo
En la búsqueda constante de alternativas alimentarias que contribuyan a una dieta equilibrada, el sorgo emerge como un cereal con un perfil nutricional y beneficios para la salud que pocos conocían. Aunque en muchos países se lo utiliza mayormente como alimento para ganado, investigaciones recientes están revelando sus potenciales ventajas para el consumo humano.
Al ser un grano naturalmente libre de gluten, el sorgo se presenta como una opción ideal para personas con sensibilidad a este compuesto, al mismo tiempo que ofrece una gama de nutrientes esenciales. Según el estudio, el sorgo contiene una serie de nutrientes importantes como las vitaminas del grupo B y la vitamina E, además de minerales como magnesio, fósforo, potasio y hierro, informa Newsweek.
Comparado con otros cereales, tiene más proteínas que el arroz, aunque menos que el trigo, lo cual permite que su inclusión en la dieta aporte un perfil equilibrado de nutrientes. Además, su riqueza en ácidos grasos esenciales lo convierte en una herramienta dietética que podría complementar los regímenes de personas con enfermedades crónicas y metabólicas relacionadas con el estilo de vida.
Además, el profesor Siddabasave Gowda, líder del estudio de la Universidad de Hokkaido, explica que el sorgo responde a la creciente demanda de alimentos que, además de nutrir, ayudan a combatir las enfermedades ligadas a estilos de vida poco saludables.
Cómo se puede consumir
El sorgo es un grano versátil que se puede consumir de diversas formas, similar al arroz, la quinua o la avena. Se cocina en agua hirviendo (generalmente en una proporción de tres partes de agua por una de sorgo) durante unos 45 minutos o hasta que esté tierno.
Puede usarse en ensaladas, como guarnición o base para platos principales.
Cocinar el grano no es la única forma de cocinarlos. También se puede hacer harina con el sorgo se utiliza para hacer panes, galletas y otros productos de panadería, especialmente en recetas sin gluten. También se puede comer de forma similar a los pochoclos o palomitas de maíz. Puede reventarse en una sartén caliente con un poco de aceite. Los granos quedan pequeños y crujientes, ideales como snack.
El sorgo, al cocinarse con agua o leche y agregar frutas, miel o especias, puede consumirse como un desayuno, al estilo de la avena. El abanico de opciones para consumir y agregar a la dieta este grano es muy amplio, por lo que facilita su consumo, una ventaja para poder aprovechar sus beneficios.