El Kremlin responde con amenazas de represalias y promete acciones militares.
El Ministerio de Defensa de Rusia ha confirmado que, en los últimos días, las Fuerzas Armadas de Ucrania han lanzado al menos dos ataques con misiles ATACMS en la región de Kursk, al suroeste de Rusia, en lo que se considera una intensificación de los enfrentamientos en la guerra en curso. Estos ataques se han producido después de la reciente escalada con el lanzamiento del misil hipersónico ruso Oréshnik contra una fábrica de armamento en la región ucraniana de Dnipró.
Según el informe oficial de las autoridades rusas, el primer ataque ocurrió el sábado pasado, cuando Ucrania lanzó cinco misiles ATACMS contra una unidad de misiles antiaéreos S-400, ubicada cerca de la localidad de Lotariovka, a unos 37 kilómetros al noroeste de la ciudad de Kursk. Dos de los misiles alcanzaron su objetivo, causando daños a un radar y dejando varios heridos entre el personal militar. Este ataque sigue a un bombardeo similar efectuado la semana pasada con misiles británicos Storm Shadow.
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El segundo ataque se produjo el lunes, cuando las fuerzas ucranianas lanzaron ocho misiles ATACMS contra el aeródromo Kursk-Vostoch. De estos, siete fueron interceptados y destruidos por las defensas antiaéreas rusas. Sin embargo, uno logró impactar la infraestructura del aeródromo, causando daños menores y dejando dos heridos leves.
En respuesta, el Ministerio de Defensa de Rusia ha declarado que “se están preparando acciones de respuesta” contra Ucrania, aunque no ha especificado detalles sobre las posibles represalias. Esta escalada en los ataques coincide con las declaraciones del presidente ruso, Vladímir Putin, quien advirtió que Rusia recurrirá a misiles de nueva generación si los ataques ucranianos persisten.
El uso de los misiles ATACMS por parte de Ucrania, que han sido suministrados por Estados Unidos, representa un nuevo capítulo en la guerra, en la que ambos países parecen estar incrementando sus capacidades de ataque a larga distancia. Los analistas señalan que estos ataques son parte de un esfuerzo por parte de Ucrania para debilitar las capacidades militares rusas en la frontera, mientras Rusia responde con sus propias ofensivas para garantizar la seguridad de sus territorios.
Esta situación ha generado una creciente preocupación en la comunidad internacional, que teme una mayor escalada en el conflicto entre Ucrania y Rusia, cuyas consecuencias podrían afectar la estabilidad en la región y más allá. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue de cerca los desarrollos en la zona, mientras los gobiernos de ambos países se mantienen firmes en sus posiciones, sin señales claras de una posible resolución cercana del conflicto.
