El portavoz de la Embajada china en Estados Unidos afirma que la cooperación económica bilateral es “mutuamente beneficiosa” y advierte sobre las consecuencias de la guerra comercial.
El portavoz de la Embajada china en Estados Unidos, Liu Pengyu, advirtió que “nadie ganará una guerra comercial o arancelaria” después de que el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, anunciara que impondrá un arancel del 10% a los productos chinos a partir de enero de 2025. Trump justificó esta medida alegando que China no ha tomado suficientes acciones para frenar el tráfico de fentanilo, un opioide sintético que ha causado miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos.
A través de su cuenta oficial en X (antes Twitter), Liu subrayó que la cooperación económica entre China y Estados Unidos es “mutuamente beneficiosa por naturaleza” y que los intentos de imponer tarifas adicionales solo llevarán a un desgaste económico sin beneficiarse ninguna de las partes. Su mensaje fue claro: “Nadie ganará una guerra comercial o arancelaria”.
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Trump, quien ha sido una figura clave en las políticas comerciales de EE.UU., defendió la implementación de aranceles adicionales con el argumento de que China no ha cumplido con sus compromisos en la lucha contra el tráfico de fentanilo, una droga que ha exacerbado la crisis de opioides en el país norteamericano. En sus comentarios en Truth Social, Trump señaló que, a pesar de las numerosas conversaciones con autoridades chinas, China no ha logrado frenar el envío de precursores químicos de fentanilo a EE.UU., y que el narcótico se introduce principalmente a través de México.
En respuesta a estas acusaciones, Liu Pengyu refutó la afirmación de Trump, calificándola de “totalmente infundada”. El portavoz indicó que China no permite deliberadamente el flujo de precursores de fentanilo hacia Estados Unidos y destacó las recientes comunicaciones entre las agencias antinarcóticos de ambos países. Según Liu, China ha informado a EE.UU. sobre los avances en sus esfuerzos para combatir el tráfico de narcóticos y ha cooperado activamente con las solicitudes de investigación de las autoridades estadounidenses.
Este nuevo capítulo en la relación comercial entre ambos países sigue el precedente de la guerra comercial iniciada en 2018 durante el primer mandato de Trump, en la cual se impusieron tarifas a una amplia gama de productos importados de China. En ese entonces, Trump había sugerido imponer aranceles de hasta el 60% a los productos chinos, como parte de sus esfuerzos por proteger a los trabajadores estadounidenses.
El futuro de las relaciones comerciales entre China y EE.UU. parece seguir siendo incierto, con ambos países en posiciones contrarias sobre cómo abordar temas clave como el comercio, la seguridad nacional y la lucha contra el narcotráfico.