En la Jornada Mundial de la Juventud, el pontífice instó a los jóvenes a no ser “estrellas por un día” en redes sociales, animándolos a vivir con autenticidad y a abrazar valores duraderos.
Durante la misa conmemorativa de la 39ª Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco dirigió un mensaje a los jóvenes del mundo, instándolos a no sucumbir al ansia de reconocimiento y a buscar autenticidad en sus vidas. En su homilía, el pontífice abordó temas actuales como las redes sociales, la precariedad laboral y las desigualdades sociales, alentando a los jóvenes a vivir con sinceridad y a rechazar la superficialidad.
“Recuerdo a una joven que se maquilló totalmente para una fiesta, y pensé: ‘tras el maquillaje, ¿qué queda?’ No se maquillen el alma ni el corazón, sean sinceros y transparentes”, expresó Francisco, usando esta anécdota para reflexionar sobre la importancia de vivir sin máscaras ni artificios.
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En un contexto marcado por guerras, crisis climáticas y desigualdades, el Papa señaló los desafíos que enfrentan las nuevas generaciones, llamándolos a no dejarse arrastrar por el afán de aceptación y visibilidad en redes sociales. “Quien vive para los consensos termina angustiado, traicionando sus ideales por un poco de aceptación. Su dignidad no se vende”, advirtió. También recordó que el amor auténtico, que no se compra ni se vende, es la verdadera fuente de felicidad.
Francisco destacó que los cristianos, como Jesús, enfrentan críticas y acusaciones por mantenerse fieles al Evangelio. Sin embargo, los animó a no temer las condenas, subrayando que los valores superficiales eventualmente se desmoronan. “No tengan miedo de defender sus principios; al final, el juicio de Cristo prevalecerá sobre las obras del Maligno y de quienes siembran violencia”, afirmó.
La Jornada Mundial de la Juventud, instituida por San Juan Pablo II en 1984, celebrará su próxima edición internacional en Seúl en 2025, tras haberse realizado en Lisboa en 2023. Durante la misa, los símbolos de la JMJ, la Cruz de los Jóvenes y un icono mariano, fueron entregados por una delegación portuguesa a representantes coreanos, marcando el inicio de la preparación para el evento en Asia.
Francisco concluyó con un mensaje de esperanza, afirmando que, pese a las adversidades, la historia no está fuera del control de Dios y que el amor y la caridad son el camino para superar los males del mundo.