El número uno del mundo, Jannik Sinner, tardó 90 minutos en reafirmar el momento de gloria que vive el tenis italiano, que logró en el Palacio de los Deportes Jose María Martín Carpena su segundo título seguido de la Copa Davis, el tercero en su historia, al vencer a Tallon Griekspoor por 7-6 (2) y 6-2.
No es solo por disfrutar del mejor jugador del momento, el tenista de San Cándido, de 23 años, que ha terminado a toda pastilla, con triunfos en cada partido que jugaba, sino porque cuenta con un grupo de jugadores de alto nivel que facilitan la elección del escudero, del complemento del ganador del Abierto de Australia, del Abierto de Estados Unidos y de las Finales ATP.
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Fue un día más en la oficina para Jannik Sinner, que sumó contra Griekspoor su decimoctavo triunfo seguido, el decimoquinto en partido oficial. Desde que el pasado 2 de octubre perdió contra Carlos Alcaraz la final del torneo de Pekín.
Acabó Sinner la tarea y antes de celebrar el segundo éxito consecutivo para la escuadra ‘azzurra’ fue a felicitar al rival.
El equipo revelación del torneo al que no le bastó con el instinto de supervivencia que mostró a lo largo de la competición y que reflejó Griekspoor, sobre todo en la primera manga, cuando llevó al límite al campeón.
Hace una semana, en este mismo escenario, las mujeres, lideradas por Jasmine Paolini, la gran revelación del circuito, conquistaron la Copa Billie Jean King, el torneo más importante por equipos del mundo. Ahora, días después, sentencia el doblete con la Copa Davis.
La selección italiana ha tenido un tránsito impecable por la competición. Cumplió con su condición de favorita. No falló. Tampoco Sinner, garantía de éxito, que ya había ganado en cinco ocasiones, las cinco que jugó, al número uno neerlandés. Griekspoor, batido en cuartos por Carlos Alcaraz, fue clave, sin embargo, contra Alemania para sellar el pase a la final. Tumbó al germano Jan Lennard Struff y dio la campanada. Por primera vez, en 104 años, Países Bajos estaba en una final de la Copa Davis.
No pudo redondear la Final entre Ocho el cuadro neerlandés porque se topó con el número uno del mundo. Antes, Matteo Berrettini, el que se hizo con el torneo en marcha con el número dos del equipo en detrimento de Lorenzo Mussetti, que fracasó contra el argentino Francisco Cerúndolo, hizo su tarea y ganó a Botic Van de Zandschulp, el verdugo de Rafael Nadal y un jugador que no había perdido partido alguno en Málaga.