A los 78 años, el músico falleció dejando un legado en la historia del pop
Colin “Smiley” Petersen, baterista original de los Bee Gees, falleció a los 78 años, según confirmaron sus compañeros de la banda tributo Best of the Bee Gees a través de las redes sociales. Aunque las causas de su muerte no fueron especificadas, el mensaje de la banda expresó el pesar por la pérdida de un hombre que, con su amor, cuidado y respeto, enriqueció la vida de quienes lo rodeaban.
Nacido en Queensland, Australia, el 24 de marzo de 1946, Petersen comenzó su carrera artística a una edad temprana, ganándose el apodo de “Smiley” tras su participación en la película australiana Smiley en 1956. A los 20 años se mudó a Londres, donde se unió a los Bee Gees, la famosa banda formada por los hermanos Barry, Robin y Maurice Gibb.
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De 1967 a 1969, Petersen tocó la batería en algunos de los álbumes más icónicos de los Bee Gees, incluyendo Spicks and Specks, Bee Gees’ 1st y Odessa. Su talento como baterista fue fundamental para el sonido de éxitos como “To Love Somebody” y “Holiday”. Sin embargo, en 1970, dejó la banda tras una disputa con el manager Robert Stigwood, un evento que marcó su salida del grupo.
Tras su salida de los Bee Gees, Petersen formó la banda Humpy Bong, aunque su carrera musical en solitario fue relativamente corta. Se retiró a Australia, donde, junto a su familia, emprendió una nueva etapa como pintor y empresario.
El legado de Colin “Smiley” Petersen perdura no solo por su contribución al pop y al rock, sino también por el cariño que dejó en quienes lo conocieron, tanto en el ámbito musical como en su vida personal.
