La diputada Hana-Rāwhiti Maipi-Clarke realizó un Haka en pleno parlamento como acto de protesta contra un proyecto de ley que amenaza las tierras del pueblo maorí, desafiando el protocolo legislativo y generando la indignación del presidente del parlamento.
En un acto sin precedentes, la diputada neozelandesa Hana-Rāwhiti Maipi-Clarke llevó a cabo una poderosa manifestación de protesta en pleno Parlamento de Nueva Zelanda, rompiendo con los protocolos establecidos. Durante la sesión legislativa del 18 de noviembre de 2024, Maipi-Clarke, representante del pueblo maorí, realizó un haka en el que no solo ejecutó la danza tradicional, sino que también rompió con sus manos una copia de un proyecto de ley que considera peligroso para las tierras y los derechos de su comunidad.
El haka, conocido por ser una danza de guerra maorí, fue acompañado por gritos de resistencia, reflejando el enojo profundo de la diputada frente a la legislación propuesta. La imagen del gesto audaz de Maipi-Clarke provocó la indignación del presidente del parlamento, Gerry Brownlee, quien mostró su malestar por lo que consideró un acto disruptivo e inapropiado para el ámbito legislativo. Sin embargo, para la diputada, esta fue una forma de expresar su frustración y desafiar un proyecto de ley que, según ella, pone en grave riesgo las tierras ancestrales del pueblo maorí.
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La acción de la diputada no es aislada; Hana-Rāwhiti Maipi-Clarke ha sido una defensora firme y radical de los derechos del pueblo maorí, y su postura en contra de las políticas que afectan a su comunidad es bien conocida. No es la primera vez que utiliza el haka como forma de manifestación. En su primer discurso en el parlamento, también realizó la danza como símbolo de resistencia y empoderamiento para los maoríes.
El motivo detrás de su enfurecida protesta está relacionado con un proyecto de ley que podría vulnerar la soberanía territorial maorí, una cuestión particularmente sensible dado el Tratado de Waitangi, firmado en 1840 entre los maoríes y la Corona Británica. Este acuerdo ha sido una fuente constante de tensiones debido a los malentendidos y los errores de traducción que lo acompañaron, especialmente en relación con la soberanía y la gestión de tierras.
El haka, en este contexto, no solo sirve como una representación de la resistencia cultural y política de los maoríes, sino también como un llamado de atención a las autoridades sobre la necesidad de reconocer y proteger los derechos territoriales y culturales de este pueblo originario.
Este evento en el Parlamento de Nueva Zelanda refleja la continua lucha del pueblo maorí por sus derechos, y coloca a Hana-Rāwhiti Maipi-Clarke como una de las voces más destacadas en la defensa de su identidad, cultura y tierras. A través de su acto, la diputada ha logrado mantener el tema de la soberanía maorí en el centro del debate político del país, llevando su mensaje al corazón del poder legislativo de Nueva Zelanda.
Haka, conocido mundialmente como una danza de guerra y poder, ha trascendido su contexto bélico para convertirse en una poderosa herramienta de expresión cultural y emocional dentro de la sociedad maorí. Tradicionalmente, esta danza se realiza en situaciones de gran importancia, ya sea como parte de ceremonias de bienvenida o como muestra de respeto hacia aquellos que han partido.
En particular, uno de los momentos más solemnes para realizar un haka es durante los velorios, donde familiares y amigos del fallecido se reúnen para rendirle homenaje. El haka en estos contextos permite no solo expresar el dolor, sino también una forma simbólica de conectar con la energía y la memoria del ser querido. Un ejemplo reciente y ampliamente recordado es el haka realizado en el velorio de Jarom Hadley Nathaniel Rihari, cuyo impacto conmovió tanto a los presentes como a quienes lo vieron en video, difundido en las redes sociales.
Además de su uso en el duelo, el haka posee una fuerte carga histórica relacionada con el conflicto entre los maoríes y los colonizadores británicos. En 1840, se firmó el Tratado de Waitangi, un acuerdo que debía garantizar la coexistencia pacífica entre las tribus maoríes y la Corona Británica. Sin embargo, la firma de este tratado se vio empañada por un error de traducción crucial. La versión en inglés del tratado estipulaba que los maoríes cedían su soberanía a la Corona Británica, mientras que la versión en maorí hablaba de una relación de gobernanza compartida entre ambos pueblos.
Este malentendido ha tenido consecuencias devastadoras en las relaciones entre los maoríes y el gobierno británico a lo largo de los años, siendo uno de los factores que contribuyó a las tensiones y luchas por los derechos territoriales y culturales del pueblo maorí. La controversia sobre la interpretación de este tratado sigue siendo un tema candente en Nueva Zelanda, donde los maoríes continúan luchando por el reconocimiento de sus derechos y la reparación de las injusticias históricas que han sufrido.
El haka, por lo tanto, no solo es una manifestación de respeto hacia los muertos, sino también un símbolo de resistencia y reafirmación de identidad frente a los desafíos históricos del pueblo maorí. La danza sigue siendo un medio de unión y un recordatorio de la lucha por la soberanía y el reconocimiento cultural, más allá de su utilización en el ámbito militar o de celebraciones.
En resumen, el haka no solo es una tradición rica en significado para la cultura maorí, sino que también se entrelaza con las profundas heridas históricas dejadas por el colonialismo, y sigue siendo un vehículo de expresión colectiva, sanación y protesta ante las injusticias que aún perduran.