El brutal asesinato de Alyssa Burkett cometido en 2020 conmocionó a Carrollton, Texas, y alcanzó sentencias de más de 40 años
El 2 de octubre de 2020, la vida de Alyssa Burkett, una joven madre de 24 años, llegó a un final brutal y sin sentido. Eran las 9 de la mañana cuando Alyssa estacionó su automóvil frente a la oficina donde trabajaba como gerente asistente de propiedades, en Carrollton, Texas. Apenas había salido de su coche cuando Andrew Beard, su exnovio y padre de su hija, se acercó.
Vestido con un disfraz que incluía maquillaje oscuro en su rostro, disparó a través de la ventana del vehículo. La bala destrozó su ojo izquierdo y parte de su rostro.
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Pero Alyssa, aferrándose a la vida, logró salir del coche y tambaleándose intentó buscar ayuda. Su mano ensangrentada dejó una huella en la ventana de la oficina. Beard no se detuvo.
Al verla aún con vida, regresó, esta vez blandiendo un cuchillo, y la apuñaló 13 veces hasta que su cuerpo quedó inmóvil, de acuerdo con la recreación de los hechos de las autoridades.
El horror de aquel día no fue un hecho aislado, sino el trágico desenlace de una escalada de violencia que había empezado mucho antes. Alyssa y Beard, quienes habían tenido una relación breve, mantenían una amarga disputa por la custodia de su hija, Willow Ann, de solo un año.
Según amigos y familiares de Alyssa, Beard ejerció un constante acoso en su contra, usando tácticas de intimidación para ganar ventaja en la corte.
Beard, la expareja de Alyssa, no actuó solo. La investigación reveló que su entonces prometida, Holly Elkins, no solo apoyó el plan, sino que lo orquestó.