La carne roja se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes y problemas renales. Mientras tanto, el cambio climático ha aumentado el riesgo de infecciones transmitidas por insectos, enfermedades relacionadas con el calor y desastres naturales como huracanes, tornados e inundaciones
Comer menos hamburguesas y filetes podría reportar grandes dividendos para la madre Tierra, y para la salud humana, al combatir el cambio climático, sugiere un estudio reciente.
Pequeños recortes en la producción de carne de res entre las naciones ricas podrían eliminar 125.000 millones de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera, informan los investigadores, una cantidad que supera el número total de emisiones globales de combustibles fósiles durante los últimos tres años.
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Eso podría lograrse reduciendo la cría de carne de vacuno en solo un 13%, informaron los investigadores en la edición del 4 de noviembre de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Tal recorte reduciría la cantidad de tierra necesaria para el pastoreo de ganado, permitiendo que los bosques vuelvan a crecer en los pastizales, dijeron los investigadores.
Estos bosques servirían como una esponja para el dióxido de carbono emitido por los automóviles y las centrales eléctricas, agregó el estudio.
“Podemos lograr enormes beneficios climáticos con cambios modestos en la producción mundial total de carne de res”, dijo Matthew Hayek, profesor asistente del Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad de Nueva York.
“En muchos lugares, este rebrote podría ocurrir por las semillas que se dispersan de forma natural y los árboles vuelven a crecer sin ninguna participación humana”, dijo Hayek en un comunicado de prensa de la universidad.
“Sin embargo, en algunos lugares, con ambientes o suelos especialmente degradados, la plantación de árboles nativos y diversos podría acelerar la restauración de los bosques, ayudando al rebrote”, añadió Hayek. “Este rebrote a largo plazo beneficiaría al clima en las próximas décadas, con un rebrote significativo y la captura de carbono que comenzarían en unos pocos años en muchas áreas, y durarían 75 años o más hasta que los bosques casi maduraran”.
Las naciones más acomodadas son las mejores candidatas para estos recortes de carne de res, porque tienden a tener pastizales en áreas que antes estaban cubiertas por vastos y frondosos bosques, dijeron los investigadores. Estos pastizales también tienden a producir menos pasto y tienen temporadas de crecimiento más cortas.
Por otro lado, los pastizales en África subsahariana y América del Sur crecen durante todo el año, produciendo más alimento para los animales por acre, señaló el estudio.
“Esta no es una solución única para todos”, enfatizó Hayek. “Nuestros hallazgos muestran que las mejoras estratégicas en la eficiencia de los rebaños de ganado en algunas áreas, junto con la disminución de la producción en otras, podrían conducir a un escenario de beneficio mutuo para el clima y la producción de alimentos”.
Cambios más drásticos producirían incluso mejores resultados, anotaron los investigadores.
Por ejemplo, la reubicación de todo el ganado, las ovejas y otros animales de pastoreo de todas las áreas potencialmente boscosas podría capturar la asombrosa cantidad de 445 gigatoneladas de dióxido de carbono para fines de siglo, lo que equivale a más de una década de emisiones de combustibles fósiles.
“Es importante destacar que este enfoque aún permitiría que el pastoreo de ganado permanezca en pastizales nativos y pastizales secos, que son lugares donde los cultivos o los bosques no pueden crecer fácilmente”, dijo Hayek.
“Estas áreas sustentan más de la mitad de la producción mundial de pastos, lo que significa que este ambicioso escenario de restauración forestal requeriría reducir el ganado vacuno, ovino y otros rebaños mundiales a menos de la mitad”, agregó Hayek. “Estos hallazgos subrayan el inmenso potencial de la restauración de los bosques naturales como solución climática”.
Para el estudio, los investigadores rastrearon la productividad de los pastizales para estimar los beneficios climáticos que crearían las reducciones.
Los mapas producidos por los investigadores identifican áreas donde reducir la producción de carne de res y acelerar la recuperación de los bosques proporcionaría el rendimiento más rápido por el dinero. Los responsables de la formulación de políticas podrían ofrecer incentivos para la conservación de los bosques o compras a los productores de carne de vacuno de esas regiones.
“Incluso si dos áreas diferentes pueden regenerar la misma cantidad de carbono en los árboles, ahora podemos saber cuánto pasto, y por lo tanto la producción de carne de res, tendríamos que perder en cada área para que esos árboles vuelvan a crecer”, dijo el investigador Johannes Piipponen, candidato doctoral de la Universidad de Aalto, en Finlandia.
“Para muchos consumidores en regiones de ingresos altos, como Europa y América del Norte, reducir el consumo excesivo de carne beneficia tanto a su salud como al medio ambiente”, dijo Piipponen. “Sin embargo, hasta ahora, no estaba claro dónde podrían comenzar las disminuciones requeridas en la producción”.
La salud humana se beneficiaría de un par de maneras si se redujera el consumo de carne de res.
La carne roja se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes y problemas renales. Mientras tanto, el cambio climático ha aumentado el riesgo de infecciones transmitidas por insectos, enfermedades relacionadas con el calor y desastres naturales como huracanes, tornados e inundaciones.
Impulsar el rebrote de los bosques no resolverá el cambio climático por sí solo, pero podría servir como una herramienta poderosa en el arsenal de la humanidad, anotaron los investigadores.
“En las próximas dos décadas, los países tienen como objetivo cumplir con los objetivos críticos de mitigación climática en virtud de los acuerdos internacionales, y la restauración de los ecosistemas en los pastizales convertidos puede ser una parte fundamental de eso”, dijo Hayek.
“Los hallazgos de nuestro estudio podrían ofrecer caminos a seguir para los responsables políticos que buscan abordar tanto la mitigación climática como las preocupaciones de seguridad alimentaria”, añadió Hayek. “A medida que los países de todo el mundo se comprometen con ambiciosos objetivos de reforestación, esperamos que esta investigación pueda ayudar a identificar y priorizar las áreas más efectivas para los esfuerzos de secuestro de carbono, teniendo en cuenta las necesidades alimentarias mundiales”.