Ambas galaxias, IC 2163 y NGC 2207, tienen altas tasas de formación de estrellas, como innumerables corazones individuales revoloteando por todos sus brazos
Datos combinados en luz infrarroja, visible y ultravioleta de los telescopios espaciales Webb y Hubble, muestran en impresionantes colores dos galaxias espirales superpuestas vistas desde la Tierra.
“Parece como si la sangre brotara de la parte superior de una cara sin carne. La larga y espantosa ‘mirada’ de sus abrasadores núcleos, que parecen ojos, brilla en la suprema oscuridad cósmica. Estas galaxias solo se han rozado entre sí hasta ahora: la espiral más pequeña de la izquierda, catalogada como IC 2163, se ‘arrastra’ muy lentamente detrás de NGC 2207, la galaxia espiral de la derecha, hace millones de años”, explica la ESA en un comunicado.
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La aproximación de las galaxias también puede haber distorsionado sus brazos delicadamente curvados, sacando extensiones de marea en varios lugares. Los brazos espirales diminutos y difusos entre el núcleo de IC 2163 y su brazo más a la izquierda pueden ser un ejemplo de esta actividad. Incluso más zarcillos parecen estar colgando entre los núcleos de las galaxias. Otra extensión ‘se desplaza’ desde la parte superior de la galaxia más grande, formando un brazo delgado y semitransparente que prácticamente se sale de la pantalla.
Ambas galaxias tienen altas tasas de formación de estrellas, como innumerables corazones individuales revoloteando por todos sus brazos. Cada año, las galaxias producen el equivalente a dos docenas de nuevas estrellas del tamaño del Sol. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, solo forma el equivalente a dos o tres nuevas estrellas similares al Sol por año.