Lila Downs celebró en el Auditorio Nacional

La cantante durante el recital musical que ofreció en el coloso de Reforma

Un cúmulo de sonidos provenientes de la música popular/tradicional mexicana inundó el Auditorio Nacional con la incomparable voz de Lila Downs quien, a placer y activamente, colocó al público en un punto intermedio entre el gozo y el desenfreno con su concierto dedicado a los Santos Difuntos; 120 minutos dedicados a la celebración de la vida y la muerte.

LA NOCHE SAGRADA DE LOS MUERTOS Y LAS ÁNIMAS

El recital comenzó con Lila emergiendo de la bellísima ofrenda colocada del lado derecho del proscenio, entonando Tiringue, en uno de los silencios de la canción se escucho un Te amo, Lila, que fue festejado por el resto de los asistentes, pero la cantante, inmutable, ataviada como una Catrina Imposible, se concentraba para que su canto anegara el rincón más recóndito del Auditorio Nacional.

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Lila vuelve a ser engullida por la ofrenda y al concluir las últimas notas de la pieza reaparece en el escenario con nuevo vestuario y expresó: Todos somos purépechas, después dio la bienvenida a los asistentes: Buenas noches, qué bueno que están aquí para celebrar desde la Madre Tierra al árbol, a la naturaleza y por supuesto a los Santos y Fieles Difuntos.

La oaxaqueña invitó al cantaor español Rodrigo Cuevas, quien salpicó, por momentos, con cante hondo la tradicional canción mexicana. Por último, el ballet de ronda machetera cerró la estupenda velada en el momento en que las estrofas de Mezcalito, provenientes de la garganta de Lila, anegaban el alma de los vivos.