El expresidente condena la intervención policial en Parotani y exige diálogo para abordar las demandas de sus leales, mientras el Gobierno mantiene la postura de no negociar bajo presión.
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, comenzó este sábado su huelga de hambre en protesta por la intervención policial y militar en Parotani, donde se capturó a 66 de sus seguidores. Este operativo tuvo lugar el viernes en el principal punto de bloqueo de carreteras, donde los leales a Morales llevaban 19 días exigiendo atención a sus demandas. El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, anunció que los detenidos enfrentarán cargos de “terrorismo”.
Durante una entrevista en la emisora Kawsachun Coca, Morales criticó la respuesta del Gobierno y la militarización de la carretera. “La intervención policial y militar es una nueva provocación por parte del Gobierno,” declaró, enfatizando que, aunque el Gobierno tiene el derecho a garantizar el libre tránsito, la represión es excesiva.
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Morales, que se encuentra en el Trópico de Cochabamba, su bastión político, subrayó la gravedad de la situación de sus seguidores, quienes fueron detenidos y trasladados a La Paz bajo acusaciones que él considera infundadas. “Es un escándalo presentar a pobres compañeros como terroristas. Vamos a pelear por su liberación,” afirmó el exmandatario, quien se comprometió a buscar apoyo legal para sus seguidores.
A pesar de su llamado a considerar una pausa en los bloqueos para evitar “hechos de sangre,” los seguidores de Morales decidieron continuar con su protesta y también comenzar una huelga de hambre, rechazando lo que califican de “brutalidad del Gobierno de Luis Arce.” La situación en el Trópico de Cochabamba ha sido tensa, con enfrentamientos que han llevado a la liberación de algunas carreteras, pero la lucha por sus demandas persiste.
El presidente Arce, por su parte, se mostró inflexible ante la situación, afirmando que no habrá diálogo mientras se continúen los bloqueos que asfixian la economía del país. “El desbloqueo en Parotani es solo el primer paso para liberar todas las rutas,” aseguró, dejando claro que el Gobierno está decidido a restablecer el orden.
Las demandas de los seguidores de Morales incluyen el retiro de los procesos judiciales en su contra y la atención a los problemas económicos, además de la defensa de su candidatura presidencial para los comicios de 2025. Las tensiones entre Arce y Morales, que han crecido desde 2021, reflejan una profunda división en el Movimiento al Socialismo (MAS) y han complicado el panorama político en Bolivia.