Las proyecciones indican un crecimiento del 2.7% para 2024, con el descontento social en aumento debido a la inflación.
La economía global se dirige hacia una “nueva normalidad de bajo crecimiento”, con proyecciones de crecimiento de alrededor del 2.7% para este año y el próximo, en contraste con el promedio del 3% entre 2001 y 2019. Esta situación va acompañada de una inflación creciente, que genera descontento social a nivel mundial, según un reciente informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
El informe destaca que el bajo crecimiento, la alta deuda, la inversión débil y la fragmentación del comercio están intensificando las divisiones económicas entre los países industrializados y en desarrollo. La secretaria general de UNCTAD, Rebeca Grynspan, instó a repensar las estrategias globales de desarrollo y a reformar el sistema financiero internacional para ofrecer un apoyo real a los países en desarrollo.
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Se observa una desaceleración aún más aguda en las economías en desarrollo, que crecieron a un ritmo notable del 6.6% entre 2003 y 2013, pero solo han crecido un 4.4% entre 2014 y 2024. Excluyendo a China, la tasa de crecimiento en esta última década cae al 2.8%. Además, la deuda de los países en desarrollo ha aumentado un 70% entre 2010 y 2023, poniendo a muchos de ellos en riesgo de adoptar medidas de austeridad que pueden socavar el desarrollo inclusivo.
A pesar de estos retos, UNCTAD identifica oportunidades para las economías en desarrollo, como el aumento del comercio sur-sur, que ha crecido de 2.3 billones de dólares en 2007 a 5.6 billones en 2023. La transición hacia una economía verde también ofrece nuevas vías de crecimiento, especialmente en la demanda de vehículos eléctricos, energía renovable y minerales críticos, que son abundantes en África y América Latina.
Sin embargo, para capitalizar estas oportunidades, se requieren nuevas políticas de desarrollo y apoyo multilateral, advierte el informe.
El informe también destaca que la inflación posterior a la pandemia, impulsada por problemas en las cadenas de suministro y tensiones geopolíticas, ha erosionado significativamente el poder adquisitivo en los países en desarrollo. Desde 2020, los ingresos de los hogares a nivel global han disminuido en un 8%, lo que ha alimentado el descontento social.
UNCTAD recomienda no depender únicamente de políticas monetarias restrictivas para combatir la inflación, abogando por un “enfoque mixto” que incluya estrategias fiscales y regulatorias.
El informe también observa cambios significativos en la estructura del comercio global, incluida la creciente importancia de los servicios. Aunque los bienes aún representan tres cuartas partes del comercio, los servicios han crecido un 5% desde el año pasado. Sin embargo, esta tendencia podría aumentar la brecha entre las naciones desarrolladas y en desarrollo, ya que estas últimas representan menos del 30% de los ingresos globales por exportación de servicios.
Por último, UNCTAD advierte que las economías dependientes de materias primas enfrentan una gran vulnerabilidad, ya que los precios de estas aún se mantienen un 20% por debajo de los niveles previos a la pandemia.