Un medicamento disponible en varios países de Europa podría ofrecer una solución a quienes buscan abandonar el tabaco
Darius Cohen conduce una carretilla elevadora en una fábrica de alimentos en Chicago. Es un trabajo ruidoso y acelerado que le ha dificultado a Cohen, quien se autodenomina “fumador por estrés”, dejar de fumar. “He probado chicles, parches, tentempiés”, compartió Cohen, de 35 años, mientras daba una calada. “No es difícil dejarlo, lo difícil es perseverar”.
Es muy difícil dejar el tabaco: incluso después de un año de abstinencia, aproximadamente la mitad de los fumadores vuelven a encender un cigarrillo. La mayoría no consigue dejarlo de golpe. Otros métodos, como los medicamentos que requieren receta y los chicles y parches de nicotina que probó Cohen, tienen efectos secundarios o no quitan las ganas de fumar. Un análisis científico reciente identificó un compuesto vegetal poco conocido, la citisina, como una de las opciones más eficaces. Por desgracia, aunque en todo el mundo se utiliza una versión en pastillas para ayudar a la gente a dejar de fumar, no está disponible en Estados Unidos.
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Pero ahora hay una pequeña empresa de biotecnología que está realizando ensayos clínicos en Estados Unidos con la esperanza de llevarla a un mercado más amplio. Si se aprueba, la citisina se convertiría en el primer fármaco para dejar de fumar lanzado desde 2006. Aunque las tasas de tabaquismo han caído en picada, el consumo de tabaco sigue causando casi 500.000 muertes al año en todo el país.
“Las tasas de recaída son muy altas y tenemos pruebas de que la citisina ayuda”, afirmó Jonathan Livingstone-Banks, investigador de la Universidad de Oxford especializado en el tabaco y autor principal del reciente estudio.
El potencial de la citisina
La citisina se encuentra en un arbusto llamado lluvia de oro, laburno, codeso o cítiso. Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados utilizaban las hojas del árbol como sustituto del tabaco. El fármaco se desarrolló posteriormente en forma de pastilla en Bulgaria en 1964. Aunque la citisina se ha utilizado para tratar la adicción a la nicotina en Europa del Este durante décadas, apenas hace poco se comenzó a considerar el compuesto para dejar de fumar en el resto del mundo. Se aprobó en Canadá en 2017 y en Gran Bretaña el año pasado.
En 2023, un análisis de 12 ensayos controlados aleatorizados sobre la citisina reveló que el fármaco era más de dos veces más eficaz para ayudar a las personas a dejar de fumar que el placebo. El fármaco mostró una eficacia similar a la de la vareniclina, otro medicamento para dejar de fumar más conocido por la marca Chantix. Además, el estudio sugirió que la citisina era más eficaz que terapias de sustitución de nicotina como los parches, señaló Omar De Santi, toxicólogo del Centro Nacional de Intoxicaciones de Argentina, que dirigió el análisis.
Durante muchos años, la citisina recibió relativamente poca atención en Estados Unidos. Pero en 2006, un investigador suizo publicó una reseña de estudios europeos que sugería que la citisina podría ser una herramienta barata y eficaz para dejar de fumar. Ese análisis entusiasmó a varios expertos en tabaquismo, incluida Nancy A. Rigotti, profesora de la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, que la describió en una nota editorial de 2014 como un “tratamiento para el tabaquismo oculto a plena vista”.
“Está disponible y su fabricación es barata”, indicó Rigotti, quien dirige el Centro de Investigación y Tratamiento del Tabaco del Hospital General de Massachusetts.
En años recientes, una escasez de vareniclina también ha impulsado un mayor interés por la citisina, al igual que la creciente frustración entre médicos y fumadores con las opciones de tratamiento existentes.
Los parches y chicles de nicotina pueden aliviar síntomas de abstinencia como la irritabilidad, pero no son especialmente buenos para frenar el deseo de fumar. El antidepresivo bupropión ayuda con la abstinencia, pero algunos pacientes tienen problemas con sus efectos secundarios, que pueden incluir mareos y dificultad para dormir. La vareniclina es costosa y no todas las aseguradoras la cubren. La terapia puede servir, sobre todo, si se combina con otras ayudas para dejar de fumar, pero pocos fumadores la utilizan.
“Los productos que se han aprobado no funcionan muy bien en el mundo real”, explicó Mitch Zeller, un ex comisionado asociado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) que dirigió la división de tabaco de la agencia durante nueve años hasta 2022.
La citisina, al igual que la vareniclina, se une a los receptores de nicotina del cerebro y aminora la satisfacción derivada de fumar, pero con síntomas de abstinencia más leves que la vareniclina. “Es el aspecto verdaderamente brillante de la citisina”, afirma James Davis, médico y director del Programa para Dejar de Fumar de Duke.
El fármaco tiene efectos secundarios ocasionales, como diarrea, que fue el motivo por el que Mehmet Can Yalçın, un desarrollador de juegos de 25 años, dejó de tomarlo al cabo de 12 días.
Yalçın, que vive en Antalya (Turquía), comentó que un médico se lo recetó para ayudarle a dejar su hábito de dos paquetes al día. Aunque dejó de tomar el medicamento, no ha fumado en dos meses. “Ya no tengo ganas de fumar”, afirma.