Profesor de la UASLP acusa al rector Zermeño de mentiroso y violador de derechos laborales

Francisco Parra Barbosa, docente de la Facultad de Derecho, denuncia públicamente al rector Alejandro Zermeño por violaciones a sus derechos laborales, sumándose a una serie de conflictos laborales en la universidad.

La Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) vuelve a estar en el ojo del huracán tras la denuncia pública del profesor Francisco Parra Barbosa, quien acusa al rector Alejandro Javier Zermeño Guerra de violar sus derechos laborales. El docente, perteneciente a la Facultad de Derecho “Ponciano Arriaga Leija”, expuso mediante un escrito y pancartas frente al edificio central de la universidad que el rector ha mentido al afirmar que no pertenece a la institución y que fue despedido hace dos años.

Este nuevo episodio de presunta injusticia laboral recuerda el caso del profesor Jorge Ramírez Pardo, quien hace algunos meses fue despedido de manera arbitraria del Centro Universitario de las Artes (CUART), sin que se le reconocieran sus derechos como docente. Según Parra Barbosa, lo que ahora vive es una situación similar, en la que el rector se niega a reconocer su relación laboral con la universidad, sin haberle notificado oficialmente un cese.

El maestro Parra Barbosa sostiene que el rector está evadiendo su responsabilidad como patrón y actuando de manera deshonesta: “El doctor Zermeño miente al declarar públicamente que estoy despedido desde hace dos años. Esto es una fantasía que le susurran sus asesores para evitar enfrentar la realidad. Nunca se me ha notificado oficialmente el cese laboral alguno”, denunció el docente.

En su declaración, Parra Barbosa hizo un llamado a la comunidad universitaria para que no cierre los ojos ante lo que considera un atentado contra sus derechos laborales. “La comunidad no puede ignorar esta injusticia. Hago eco de mi demanda de justicia y pido el cese inmediato del hostigamiento institucional y mediático que busca silenciarme”, afirmó.

El caso de Parra Barbosa no es el primero en la UASLP que implica una disputa laboral entre profesores y la administración encabezada por Zermeño. En enero de este año, el maestro Jorge Ramírez Pardo también denunció un despido injustificado tras cinco años impartiendo clases en el CUART. Ramírez Pardo, reconocido por su trayectoria en el periodismo cultural, fue separado de su cargo sin explicación alguna. La respuesta de las autoridades universitarias fue, según él, nula, y tanto el rector como el encargado del despacho del CUART, Amaury Pozos Guillén, se negaron a dar la cara o a explicar el motivo de su despido.

En ese caso, Ramírez Pardo acusó a la universidad de violar sus derechos laborales y criticó duramente a la Defensoría de los Derechos Universitarios por su inacción. A pesar de las denuncias, no ha habido un pronunciamiento oficial o intervención de esta dependencia para resolver su situación.

Francisco Parra Barbosa asegura tener pruebas documentales que respaldan su permanencia en la UASLP y el incumplimiento por parte del rector Zermeño. “Tengo todas las pruebas que comprueban mis dichos. Me han retenido injustificadamente el salario y exijo una solución apegada a derecho. No quiero acuerdos en lo oscurito ni sobornos disfrazados para intentar comprar mi dignidad. Los derechos no se negocian, se defienden y se respetan”, sentenció.

El profesor también demandó la restitución inmediata de su trabajo en la Facultad de Derecho, así como en la Defensoría de Derechos Universitarios, y exigió el pago de sus salarios retenidos. Además, reclamó el cese de lo que considera un “hostigamiento institucional” para acallarlo.

Hasta el momento, la rectoría de la UASLP no ha emitido una postura oficial respecto a las acusaciones de Parra Barbosa, pero este nuevo caso se suma a las crecientes críticas hacia la gestión de Zermeño Guerra, cuya administración ha sido señalada por presuntas violaciones a los derechos laborales de varios académicos.

Con este nuevo conflicto, la UASLP enfrenta una vez más cuestionamientos sobre el trato que otorga a sus trabajadores y la manera en que resuelve disputas laborales internas, lo que podría generar más tensión y presión tanto al interior de la universidad como en la opinión pública.