Un empresario convirtió un vasto terreno en la encarnación de la célebre obra del artista neerlandés
En el centro de Bosnia, un empresario ha dado vida a una obra maestra del arte post-impresionista al transformar un vasto terreno en una representación botánica de “La Noche Estrellada” de Vincent Van Gogh. Esta iniciativa ha captado la atención de medios internacionales debido a su magnitud y significado cultural. “Vincent Van Gogh nos pertenece también. Es nuestro patrimonio y esta es una forma de rendirle homenaje”, afirmó Halim Zukic.
El terreno, ubicado en las cercanías del pueblo de Luznica, se extiende a lo largo de una docena de hectáreas. Lo peculiar de esta obra es que está compuesta por decenas de miles de arbustos y plantas que forman remolinos y espirales, imitando fielmente el cielo nocturno de la famosa pintura. Lo que más se destaca son las “vistas desde el aire, recuerdan inconfundiblemente la configuración celestial pintada por el maestro”.
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Sin embargo, el planteamiento de esta representación única de Van Gogh no fue sencillo, ya que implicaba trasladar una imagen plana a un espacio tridimensional. Zukic explicó que “intentamos ceñirnos a las formas y proporciones, para que parezca lo más posible a la pintura”. “Y creo que lo logramos.”
El proyecto inició su camino en dos mil dieciocho cuando Zukic se inspiró al observar las huellas dejadas por un tractor en el terreno, que le recordaron las espirales características de “La Noche Estrellada”. Fue en ese momento cuando decidió comenzar su trabajo, adquiriendo más terreno y plantando en él alrededor de 130.000 arbustos de lavanda y diversas plantas aromáticas y medicinales. No sin esfuerzo, el proyecto requirió de la ayuda diaria de entre 20 y 30 jardineros dedicados.
La conexión de Halim Zukic con la naturaleza y el pintor holandés se fue fortaleciendo con el tiempo. Aunque en el inicio sabía poco de Van Gogh, actualmente se ha convertido en un apasionado del artista y su obra. Durante el año de dos mil veintitrés, decidió visitar los lugares en Francia donde Van Gogh vivió sus años más prolíficos, entre ellos Arles y Saint-Remy-en-Provence, destacando su admiración por “su amor por la naturaleza” y la “pasión con la que hizo su trabajo”.