El papa beatificó en Bruselas a la española Ana de Jesús

El papa Francisco beatificó a Ana de Jesús, monja de la Orden de las Carmelitas Descalzas, quien fue discípula de Santa Teresa de Jesús

El papa Francisco beatificó este domingo en una misa en el estadio ‘rey Balduino’ de Bruselas a Ana de Jesús, monja de la Orden de las Carmelitas Descalzas, quien fue discípula de Santa Teresa de Jesús y la encargada de recopilar todas sus obras, y de quien destacó que fue “protagonista de la Iglesia de su tiempo”.

Falleció en Bruselas el 4 de marzo de 1621 por lo que por ello fue beatificada aquí y esta vez, aunque no es habitual, por el papa Francisco.

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“En esta próspera tierra pudo florecer también el testimonio de la monja carmelita Ana de Jesús, de quien hoy celebramos la beatificación. Esta mujer estuvo entre las protagonistas, en la Iglesia de su tiempo, de un gran movimiento de reforma, tras las huellas de una gigante del espíritu Teresa de Jesús de la que difundió los ideales en España, en Francia y también aquí, en Bruselas, y en aquellos que entonces se llamaban los Países Bajos Españoles“, recordó el papa.

Explicó que “en un tiempo marcado por escándalos dolorosos, dentro y fuera de la comunidad cristiana, ella y sus compañeras, con su vida sencilla y pobre, hecha de oración, de trabajo y de caridad, supieron traer de nuevo a la fe a tantas personas, hasta el punto de que alguno definió su fundación en esta ciudad como un imán espiritual”.

“Por elección, no ha dejado escritos. Se comprometió más bien en poner en práctica lo que ella a su vez había aprendido y con su modo de vivir contribuyó a realzar la Iglesia en un momento de gran dificultad. Acojamos, por tanto, con gratitud el modelo de santidad femenina” que nos ha dejado”, dijo.

Con el nombre de Ana de Lobera y Torres nació en Medina del Campo (España) el 25 de noviembre de 1545 y falleció en Bruselas (Bélgica) el 4 de marzo de 1621.

Mientras su cadáver se hallaba aún expuesto, se produjo su primer milagro cuando una carmelita incapaz de caminar besó el cuerpo y se curó.

Según la biografía que recoge la Real Academia de Historia de España, entró en un convento en la orden las Carmelitas de Descalzas en Ávila donde se encontraba santa Teresa, quien después la llevó a Salamanca y, de camino, cuando pararon en el convento de Mancera, conoció a otra persona que fue clave en su vida: san Juan de la Cruz.

Ana de Jesús se ocupó de la fundación del Carmelo de Granada en enero de 1582 y dos meses después, san Juan de la Cruz fue elegido prior de los frailes de Granada y colaboraron estrechamente en sus respectivas comunidades. Ana de Jesús le animó a concluir el ‘Cántico Espiritual’, que finalizó en 1584 como se lee en uno de los apuntes y también lo dedicó a ella.

Después en Salamanca convivió estrechamente con santa Teresa y se estableció un fuerte vínculo entre ellas que duró hasta el fin de sus días.

En reconocimiento a su gran valía, los superiores le encargaron recopilar los libros de santa Teresa, dispersos en la Inquisición y en manos particulares, para entregárselos a fray Luis de León, que se encargó de su publicación.

Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión, como este caso, y para que sea canonizado – hecho santo – se precisa un segundo milagro obrado “por intercesión” después de ser proclamado beato.