Los análisis químicos de las muestras del lecho rocoso marciano han confirmado que las rocas contienen efectivamente signos de agua y que es probable que el cráter Jezero fuera alguna vez un entorno acuático y habitable
Siete muestras de rocas recogidas a lo largo del ‘frente en abanico’ del cráter Jezero de Marte por el rover Perseverance de la NASA contienen minerales que normalmente se forman en el agua.
Los hallazgos, publicados ahora en la revista AGU Advances, sugieren que las rocas fueron depositadas originalmente por el agua, o pueden haberse formado en presencia de agua.
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Las siete muestras fueron recogidas por el rover Perseverance de la NASA en 2022 durante su exploración de la ladera occidental del cráter Jezero, donde se planteó la hipótesis de que algunas rocas se habían formado en lo que ahora es un antiguo lago seco.
El rover obtuvo cada muestra perforando el lecho rocoso marciano y extrayendo un núcleo del tamaño de un lápiz, que luego selló en un tubo para que un día lo recuperaran y lo devolvieran a la Tierra para un análisis detallado.
Los miembros del equipo científico de Perseverance han estudiado las imágenes del rover y los análisis químicos de las muestras, y han confirmado que las rocas contienen efectivamente signos de agua, y que es probable que el cráter Jezero fuera alguna vez un entorno acuático y habitable.
Oportunidad para encontrar signos de vida antigua
Aún se desconoce si el cráter Jezero estaba realmente habitado. El equipo descubrió que no se puede confirmar la presencia de materia orgánica (el material de partida para la vida), al menos basándose en las mediciones del rover. Pero a juzgar por el contenido mineral de las rocas, los científicos creen que las muestras son su mejor oportunidad de encontrar signos de vida marciana antigua una vez que las rocas sean devueltas a la Tierra para un análisis más detallado.
“Estas rocas confirman la presencia, al menos temporalmente, de entornos habitables en Marte”, dice en un comunicado la autora principal del estudio, Tanja Bosak, profesora de geobiología en el Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias (EAPS) del MIT.
“Lo que hemos descubierto es que, de hecho, hubo mucha actividad acuática. Durante cuánto tiempo, no lo sabemos, pero ciertamente durante el tiempo suficiente para crear estos grandes depósitos sedimentarios”, añadió.
Es más, algunas de las muestras recogidas pueden haber sido depositadas originalmente en el antiguo lago hace más de 3.500 millones de años, incluso antes de los primeros signos de vida en la Tierra.