La adolescencia y sus nuevas formas de conducta

Ileana filo

La adolescencia son momentos de grandes cambios tanto para el joven como para su familia. Puede ser una etapa llena de confusión acerca de qué conductas son adecuadas o aceptables. Se cuestionan las anteriores reglas y expectativas a medida que se introducen en el sistema familiar nuevas conductas e ideas y el padre y el adolescente comienzan a adaptarse a estos cambios. Durante esta etapa nuevas formas de conducta pueden llevar posiblemente a consecuencias mucho más graves. Habitualmente se ejerce una supervisión más escrupulosa de las actividades de los niños menores, quienes no tienen la libertad de los adultos que tienen la mayoría de los adolescentes. Estos ejercen nuevas actividades entre las que se incluyen conducir automóviles, beber, el sexo y las drogas, con resultados potencialmente devastadores. Entre tanto los padres se enfrentan con las transiciones individuales de la mitad de la vida, se discuten cambios en la carrera profesional y en el estilo de vida cuando se consideran las cuestiones de alejamiento de los hijos. En nuestra cultura occidental, una de las tareas principales de la adolescencia consiste en desarrollar una identidad propia diferente de la familia de origen y lograr la propia independencia aunque siempre en conexión con la familia. En la adolescencia existe una confusión y ambigüedad, no se sabe si el individuo es un niño o adulto. En este estado “intermedio”, al adolescente no se le conceden los derechos y privilegios del adulto, aunque se espera que sea más responsable que un niño y que se comporte en forma diferente. La definición de adolescencia depende menos de la edad cronológica y más del significado que le atribuye el individuo, la familia, la subcultura y el sistema social en su conjunto.

Si bien existen diferentes concepciones de la adolescencia en las diferentes culturas, religiones y zonas geográficas, también existen diferencias en una misma cultura y entre las familias, ya que diferentes familias tienen diferentes significados, reglas y conductas en relación con esa etapa evolutiva. Si bien existen algunos rituales y ritos de pasaje reconocibles para los adolescentes y sus familias, muy pocos son claros y apropiados. Entre estos se incluyen la graduación escolar, conducir un automóvil, llegar a la edad de beber y tener la primera relación sexual.

En muchas culturas de independencia mutua de los hijos y los padres se realiza con la ayuda de ceremonias que definen al hijo como adulto nuevo. Estos ritos de iniciación le dan al hijo un nuevo estatus y exigen que los padres lo traten como adulto de ese momento en adelante. Sin embargo debido a la falta aparente de rituales adecuados para esta etapa evolutiva, las familias pueden crear sus propios ritos para facilitar y marcar las transiciones de una etapa evolutiva a otra.

Las familias que llegan a la terapia con hijos adolescentes a menudo están confundidas y enojadas por la conducta de sus hijos, del mismo modo que lo están los hijos(as) adolescentes con la conducta de sus padres. Frecuentemente no existe ninguna claridad sobre los roles y expectativas para el adolescente.

Cualquiera que sea el problema que la familia presente puede considerarse como un ritual conductista y contextual que intenta ayudar a la familia a pasar por una transición del ciclo vital o impedirle continuar su camino habitual.

De modo que el ritual sintomático puede considerarse como un modelo que adapta el mundo de los pacientes al limitar lingüística y contextualmente a los participantes en sus interacciones, distinciones y elecciones. Este ritual en si mismo adquiere significado como puede necesitar atención y puede considerarse como una metáfora de otros procesos.

Cuando consideramos los esquemas sintomáticos como rituales, nuestro trabajo como psicoterapeutas es tratar de entender estos rituales dentro del contexto del sistema familiar, transmitir esta comprensión a la familia y ofrecer nuevos rituales que contengan posibilidades para modificar la conducta sintomática.

Se ha descubierto que los rituales terapéuticos pueden utilizarse muy eficazmente en las familias con adolescentes. La mayoría de las y los adolescentes quieren efectuar la transición de niños a adultos y se señalan muy claramente a si mismos como individuaos independientes. Como muchas otras intervenciones terapéuticas, los rituales ofrecen a las familias distinciones claras, diferentes de lo que había hasta ese momento. Para la planificación de los rituales deben tenerse en cuenta diversos factores según Imber Coopersmith, 1985.

1) Respetar los valores de la familia

2) Adaptar el ritual a la cosmovisión de la familia

3) Incluir a todos los miembros del sistema significativo.

Durante la etapa de la adolescencia se producen numerosos problemas y transiciones que suponen cambios para toda la familia. Los rituales son medios útiles para ayudar a los individuos y a las familias a efectuar transiciones del ciclo vital, al proporcionarles una puntuación diferente dentro de su situación dada. A causa de la escasez de rituales que se producen naturalmente en nuestra cultura, los rituales terapéuticos son una técnica útil para ayudar a los adolescentes ya sus familias a negociar esas transiciones. Las familias que llegan a la terapia a menudo han hecho todo lo posible para resolver su problema, pero en general solo se han concentrado en el ritual sintomático, que es en sí mismo un intento de solución pero fallido. Los rituales permiten efectuar puntuaciones y delimitaciones en el momento en que se producen cambios y ayudan a poner mayor claridad en momentos de confusión y desaliento.

Es particularmente importante ayudar a los adolescentes a que tengan en cuenta una relación con los padres diferente de la que tuvieron antes, los rituales que suponen un crecimiento o inversiones de relaciones demasiado simétricas o complementarias, suelen ser útiles.

Si requieres ayuda para la transición de tu hijo(a) adolecente, contáctame.

Se despide con cariño

Mtra. Psic. Ileana Filio

La ReinaRoja

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