Las personas pueden compensar las horas que pasan sentadas con minutos de ejercicio activo cada semana, afirma un estudio reciente.
Las personas que son sedentarias durante ocho o más horas al día pueden reducir su riesgo general de muerte, y especialmente su riesgo de morir de enfermedad cardíaca , si realizan 140 minutos o más de actividad física moderada a vigorosa cada semana, según muestran los resultados.
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Estos resultados muestran la importancia de animar a las personas a hacer ejercicio todas las semanas, “sobre todo para los individuos cuyas circunstancias de vida requieren estar sentado durante mucho tiempo, como los conductores o los oficinistas”, señaló la investigadora sénior, Sandra Albrecht, profesora asistente de epidemiología de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
En el estudio, los investigadores examinaron los datos de más de 6,300 personas con diabetes que participaron en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición anual entre 2007 y 2018.
Como parte de la encuesta, se les pidió a las personas que estimaran la cantidad de tiempo que pasaban cada semana realizando actividades físicas de moderadas a vigorosas, así como el tiempo que pasaban sentados.
Las pautas federales recomiendan que las personas realicen al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada cada semana, o 75 minutos de ejercicio de intensidad vigorosa.
Las actividades de intensidad moderada pueden incluir caminar rápido, hacer ejercicios aeróbicos acuáticos, jugar tenis dobles o empujar una cortadora de césped, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Las actividades vigorosas incluyen correr, nadar, andar en bicicleta rápido o jugar tenis o baloncesto individual.
Las personas que se sentaban durante ocho horas o más al día tenían un riesgo 77% mayor de morir prematuramente si realizaban menos de 140 minutos de actividad física moderada/vigorosa cada semana.
Sin embargo, los que cumplieron con el objetivo de 140 minutos tenían solo un 20 por ciento más de riesgo de muerte prematura, muestran los resultados.
La actividad física tuvo un impacto incluso mayor en el riesgo de morir de enfermedad cardiaca, encontraron los investigadores.