Los niños de EE. UU. con tumores cerebrales inoperables parecen morir antes y tienen más dificultades para recibir atención si viven en unos vecindarios más pobres, encuentra un estudio reciente.
Los niños de áreas de ingresos más altos tenían más del doble del tiempo promedio de supervivencia que los niños de vecindarios más pobres: 480 días frente a 235 días, dependiendo de si una sección censal tenía un ingreso familiar promedio superior o inferior a $50,000.
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Los niños de los vecindarios más ricos también pudieron viajar distancias significativamente más largas para obtener la mejor atención médica, 1,550 millas frente a las 1,114 millas de los niños de las áreas de ingresos más bajos, informaron los investigadores en una edición reciente de la revista Journal of Neurosurgery.
“Los niños con estos gliomas inoperables requieren acceso a centros de atención especializados y ensayos clínicos con la esperanza de prolongar sus vidas, pero estamos viendo que los factores socioeconómicos se vinculan con un empeoramiento de la supervivencia”, señaló el investigador principal, el Dr. John Lee, residente entrante de neurocirugía en University of Michigan Health.
El estudio siguió a casi 100 niños que recibían tratamiento por dos tipos de tumores cerebrales incurables, el glioma difuso de línea media (DMG, por sus siglas en inglés) y el glioma pontino intrínseco difuso (DIPG, por sus siglas en inglés), entre 2000 y 2022.
Los niveles educativos también marcaron una diferencia en el tratamiento de un niño, encontraron los investigadores.
Los niños de las áreas con un nivel educativo más alto pudieron viajar un promedio de 2,964 millas para recibir atención oncológica, frente a las 478 millas de los niños de los vecindarios con menos educación.
Las familias con menos recursos financieros podrían ser menos capaces de viajar a centros oncológicos especializados donde pueden recibir segundas opiniones, diferentes opciones de tratamiento e inscribirse en ensayos clínicos, dijo Lee.
“Además, los pacientes cuyas familias tienen unos niveles más bajos de educación podrían tener menos conocimiento sobre las señales y los síntomas de una afección, los programas de evaluación temprana y las opciones de tratamiento”, señaló la investigadora sénior, la Dra. Karin Muraszko, profesora de neurocirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan.