Reflexiones Buena Nueva

XII Domingo de Tiempo Ordinario – Ciclo B (Marcos 4,35-41) – junio 23, 2024
Job 38, 1.8-11; Salmo 106; 2 Corintios 5, 14-17

Reflexiones Buena Nueva

En las breves lecturas de hoy, se nos muestra al Señor, creador de todo, y a su Hijo Jesús, quien nos confronta, a partir de “un milagro”, para que confiemos en él…

Evangelio según san Marcos 4, 35-41

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla del lago”. Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas. De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”. Él se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: “¡Cállate, enmudece!”. Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: “¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?”. Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: “¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?”.

Reflexión:
¿Por qué confiar en Jesús?

Dios, creador y fuente de vida, está presente “en todo y en todos”, y así lo describe en toda su grandeza y poder, el libro de Job (38, 1.8-11), así como también se refleja en Jesús, con el “milagro” al calmar la tempestad.

Un milagro, es un hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino; los realiza Jesús, para mostrar quien es él y de dónde viene esa capacidad de actuar, o sea de Padre.

Los milagros de Jesús, no son para mostrar su poder, sino para llamar la atención de quienes los experimentan, y con ello podamos reconocer la presencia de Dios, y con humildad, aprender de quien con todo ese poder salvador, solo desea nuestro bien; así, al reconocerlo podemos “dar gracias por las maravillas que hace por nosotros” (cfr. Sal 106).

Ante las diversas situaciones que la vida nos presenta, muchas veces, podemos sentirnos agobiados y azotados por “tempestades y vientos contrarios”, que nos ahogan y agotan, nos preguntamos ¿dónde está Dios? … Él, siempre presente, en paz, nos dice: “¿por qué tanto miedo? ¿dónde está tu fe?”… y con esa interpelación, al reflexionar, aprendemos su mensaje que nos dice: CONFÍA.

Reconocerlo, creerle y confiar en que Dios Padre y su Hijo Jesús, solo desean lo mejor para cada uno de nosotros, es el gran milagro que obra en nosotros. Si andamos con Jesús, si lo escuchamos (orando) y le hacemos caso confiando en que su guía nos “lleva a la otra orilla”. Con fe en Jesús, enfrentaremos mejor toda tormenta y tempestad.

¿Qué me provoca miedo, en este momento de mi vida?… ¿Dónde reconocer las maravillas que Dios hace por mí?… ¿Cómo orar y pedir que Jesús aumente mi fe?

Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org

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