Edmundo Torrescano renuncia al PRI, tras proceso de expulsión en su contra

Torrescano Medina critica duramente a la dirigencia del partido y acusa una «venganza política»

El diputado Edmundo Torrescano Medina anunció la renuncia al partido político de toda su vida, el PRI, decisión que tomó luego de que se le notificó el inició de un proceso de expulsión en su contra por realizar declaraciones en contra de la dirigencia en los medios de comunicación.

Detalló que, toda su vida ha militado en el PRI y jamás había considerado renunciar, pero este miércoles fue notificado del inicio de un proceso de expulsión en su contra, por una venganza política que busca castigarle porque hace un año fue la única voz que se opuso a la imposición de quienes hoy dirigen al partido, «quienes lo llevaron al peor descalabro de su historia y obtuvieron cargos al ponerse en las primeras posiciones plurinominales».

Torrescano Medina dijo que, los «profesionales de la derrota, son quienes buscan seguir acabando con lo poco que quede del PRI, por supuesto que no comulgo con ese vergonzoso entendimiento de la política y claro que asumo las consecuencias de combatir a esa pandilla de traidores, no les daré el gusto de consumar esa absurda y cobarde expulsión, con convicción y firmeza les comparto que he presentado mi renuncia al Revolucionario Institucional, renunció al PRI, pero nunca a mis convicciones nacionalistas liberales y democráticas».

Lamento que, la democracia no sea algo que se practican en el PRI, que ha sido capturado por sus verdugos, «sigo creyendo que la democracia es la mejor forma de gobierno, sin embargo, esta dirigencia reitera con cada acto que no están para ser demócratas».

El diputado puntualizó que, «hoy dejo de ser priísta, pero ellos nunca dejarán de ser los sepultureros del PRI, la historia los juzgará no como revolucionarios, sino como los vende patrias que son porque a 15 días del peor fracaso de la historia del PRI no han sido capaces de asumir las consecuencias, hoy siguen buscando culpables, antes de reconocer la humillación que les hizo el adversario  (…) y no jugaron para ganar, sino para seguir manteniendo su posición de privilegio».