Reflexiones Buena Nueva

X Domingo de Tiempo Ordinario – Ciclo B (Marcos 3,20-25) – junio 9, 2024
Génesis 3, 9-15; Salmo 129; 2 Corintios 4, 13-5,1

Reflexiones Buena Nueva

En el Tiempo Ordinario, la liturgia nos recuerda lo que Jesús decía y hacía, para dar a conocer su Buena Noticia, de tal manera que lo vayamos conociendo más y mejor …

Evangelio según san Marcos 3, 20-35

En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.

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Los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús: “Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera”.

Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos, no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.

Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno”.

Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.

Llegaron entonces su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan”.

Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”. Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Reflexión:
¿Cómo ser familiar de Jesús?

Dios tiene un deseo para nosotros: que tengamos una vida abundante (Jn 10,10); la cual alcanzaremos cuando aprendamos a “saber vivir” en relación con nosotros mismos y con los demás, en nuestro tiempo terrenal; con la esperanza de que, al morir, gozaremos de una vida nueva, en plenitud junto a Él, el creador de la Vida.

Parece sencillo, pero no reconocemos que, nuestra naturaleza humana requiere que vayamos creciendo, física, mental y espiritualmente. En el camino, habremos de enfrentar, tanto retos, tropiezos y dificultades, así como también gozaremos de alegrías y satisfacciones. En el proceso aprenderemos muchas cosas, al principio a través de otras personas y luego de manera autónoma.

A Jesús, también hay que conocerlo, San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, nos guía a pedir “conocimiento interno de Jesús, para más amarlo y seguirlo…” , y así, aprender de él: escuchando lo que nos dice, mirando qué y cómo lo hace, fijándonos a quién se dirige … y sobre todo para que lo hace.

La primera lectura (Génesis 3, 9-15) nos relata como el mal (representado por la serpiente), engaña a Eva y ella a su vez a Adán; en lugar de Eva y Adán, podemos poner nuestro nombre, preguntarnos, cuantas veces hemos sigo engañadas, distraídos y llevados adónde no nos conviene … al fin de cuentas somos nosotros los que elegimos, por ignorancia o inocencia, que rumbo tomamos en la vida. Como hemos comentado, el pecado (hamartía), es fallar, errar, no acertar, y nos aleja de lo que nos conviene.

Aprender del maestro Jesús, nos ayudará a saber distinguir “los engaños del mal”, para rechazarlos y elegir “lo que es bueno para nosotros” (cfr. 2 Cor 4, 13-5,1). Aprender de Jesús, nos ayudará a tener criterios para no ser engañados; al estar cerca de Él, hacerle caso y poner en práctica sus enseñanzas, es como nos hacemos sus seguidores, sus discípulos.

Todos seguimos a alguien, por engaño o conveniencia, que sin darnos cuenta nos usa para sus propios fines; podemos también seguimos a nuestro ego, que nos encierra en nosotros mismos; por tanto, podemos ser engañados, como auto engañarnos, en lugar de elegir lo que nos de vida y compartirla con los demás, para bien propio y común.

En nuestra vida, el reto es conocer y buscar cual es la Voluntad de Dios, avanzando y enfrentado las adversidades y engaños que pretenden distraernos de lo que nos conviene, con los criterios de amor, misericordia y fraternidad que nos enseña Jesús …

Cuando hacemos caso a Jesús, él se refiere a cada uno como: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

¿Cómo conocer mejor a Jesús?… ¿Cómo aprender a distinguir los engaños del mal?… ¿Cuál es la Voluntad del Padre, para nosotros sus hijos?

Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org

RecursosParaVivirMejor

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Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP