El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión de emergencia a puerta cerrada tras los últimos ataques contra Rafah.
Al menos siete palestinos han muerto y varios han resultado heridos este martes tras nuevos bombardeos del Ejército de Israel contra el campo de desplazados del barrio de Tal al Sultán, situado en la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, tan solo un día después de que las fuerzas israelíes matasen al menos a 45 personas en un ataque similar contra el campamento de desplazados de Barakasat, en la misma zona.
La mayoría de las víctimas mortales pertenecían a una misma familia y fallecieron al ser alcanzadas por un proyectil que cayó sobre su tienda de campaña en el campo de desplazados, situado en el oeste de Rafah, según informaciones de la agencia palestina de noticias WAFA, que apuntan a que el campamento se encuentra situado en las inmediaciones de una sede de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).
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Posteriormente, al menos un palestino ha muerto en otro ataque perpetrado contra el Hospital Indonesio, en la misma ciudad. Mientras, en el centro de la Franja de Gaza se han registrado bombardeos, que también se han saldado con varias víctimas mortales.
El ataque perpetrado el lunes contra el campamento de Barakasat despertó una oleada de críticas y condenas a nivel internacional y llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a convocar para este mismo martes una reunión de emergencia a petición de Argelia para abordar la situación.
El Ejército de Israel confirmó entonces el bombardeo y señaló que logró neutralizar a dos altos cargos de Hamás, si bien reconoció que “como consecuencia del ataque y un incendio desatado a posteriori en la zona varias personas resultaron heridas”. Así, afirmó que se está “revisando” el incidente.
A su vez, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, calificó de “grave incidente” el bombardeo sobre la ciudad de Rafah, que dejó al menos 45 muertos, durante su intervención este lunes en la Knesset, entre los abucheos y las protestas de las familias de los rehenes allí presentes.
“Lo sucedido en Rafah es un trágico incidente. Estamos investigando el caso, esa es nuestra política“, dijo Netanyahu durante su intervención en el Parlamento, a donde acudió para responder por diversos asuntos por iniciativa parlamentaria.
Netanyahu aseguró que lo ocurrido el domingo “es una tragedia para Israel”, pero una “estrategia para Hamás” e insistió en que no tiene intención alguna de poner fin a la guerra sobre la Franja de Gaza, recoge The Times of Israel.
“Quienes dicen que no están preparados para resistir la presión levantan la bandera de la derrota (…) seguiré luchando hasta que se levante la bandera de la victoria. No tengo intención de poner fin a la guerra antes de que se hayan alcanzado todos los objetivos”, subrayó.
“Si cedemos, la masacre volverá. Si cedemos, le daremos una gran victoria al terrorismo, a Irán”, añadió, entre las críticas de los familiares de los rehenes de Hamás, quienes le han reprochado a él y a su Gobierno estar boicoteando un acuerdo para decretar un alto el fuego y traer devuelta a los cautivos.
Así, se refirió a las últimas filtraciones en la prensa de que el Gobierno no estaría cooperando en este sentido como “mentiras que solo dañan a las familias” y se quejó de que se ponga el foco en él y su gabinete y no en los líderes de Hamás.
Israel comenzó una ofensiva contra la Franja de Gaza a raíz de los ataques de Hamás, que se saldaron con 1,200 muertos y 240 rehenes. Desde entonces, las autoridades gazatíes han notificado la muerte de más de 36 mil palestinos, a los que se suman más de 510 en Cisjordania y en Jerusalén Este como consecuencia de las acciones de las fuerzas de seguridad y los ataques de colonos israelíes.