En riesgo, supervivencia del pulpo maya por cambio climático

El ‘Octopus maya’ es endémico de la Península de Yucatán y sólo se reproduce una vez en su vida

El pulpo maya, especie endémica de la Península de Yucatán, como otros ejemplares marinos, padece los efectos negativos del cambio climático, afirmó José Iván Velázquez Abunader, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, unidad Mérida.

Durante la conferencia Descubriendo los secretos del pulpo maya, que forma parte del ciclo Las neurociencias en México y el mundo, organizado por El Colegio Nacional, el especialista dijo que uno de los principales efectos es el cambio en la temperatura del agua y en los patrones de corrientes, lo cual pueden afectar sus ciclos reproductivos.

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La temperatura adecuada para estas poblaciones es entre 24 y 26 grados, en las que pueden realizar sus actividades reproductivas y crecimiento sin estrés. En un estudio para saber cómo nos va a ir en 50 o 100 años, tomando en consideración el cambio climático, que eleva la temperatura de la Tierra y los océanos cada año. De continuar esta tendencia, dejarán de existir las condiciones adecuadas para la vida de estos animales.

Otro efecto del fenómeno repercute en las pautas de distribución y abundancia de alimentos para pulpo maya, como crustáceos y peces, lo que podría afectar su salud y reproducción. “A largo plazo el Golfo de México es menos productivo, cada vez encontramos menos masa de zooplancton –conjunto de organismos animales microscópicos presentes en los cuerpos de agua–, y si no hay alimento, difícilmente podría sobrevivir”, precisó.

Otro factor es el aumento de la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, como tormentas y huracanes, los cuales pueden causar daños directos a los hábitats de este animal. A eso se suma la acidificación de los mares debido a la absorción de dióxido de carbono, lo que puede tener efectos negativos en estos ejemplares.

El calentamiento global ejerce presiones significativas sobre estas poblaciones al alterar sus hábitats, ciclos reproductivos y disponibilidad de alimentos, lo cual puede tener consecuencias negativas para su supervivencia y para las comunidades dependientes de ellos, agregó Velázquez Abunader.

Cuando el pulpo maya fue descubierto, se le confundió con la especie Octopus vulgaris, y fue en 1966, con el trabajo de investigación del biólogo Manuel Solís Ramírez y el taxónomo Voss Solís Ramírez, que se identificaron las particularidades de este animal y plantearon que se trataba de la especie Octopus maya.