Cerebro controla inflamación del Sistema Inmune

(Guglielmi G. Nature 2024 may; doi.org/10.1038/d41586-024-01259-2)

Carlos Monteiro, epidemiólogo nutricional, observó algo alarmante a mediados de la década de 1990: las tasas de obesidad infantil aumentaban rápidamente en Brasil. Él y sus colegas de la Universidad de São Paulo analizaron que la gente compraba menos azúcar, sal, aceites de cocina y alimentos básicos como arroz y frijoles, pero más alimentos procesados: refrescos, salchichas, sopas instantáneas, panes empaquetados y galletas.

Las asociaciones entre los ultraprocesados (UPF) con problemas de salud: cardiopatías, diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades gastrointestinales y depresión, conllevan a riesgo de muerte temprana.

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Los alimentos ultraprocesados representan el 67 por ciento de las calorías que niños y adolescentes consumen en Estados Unidos.

El sistema Nova clasifica los alimentos en cuatro categorías: 1. Alimentos no procesados o mínimamente procesados, como frutas y verduras frescas o congeladas, frijoles blancos, lentejas, carne, aves, pescado, huevos, leche, yogurt natural, arroz, pasta, harina de maíz, café, té, hierbas y especias. 2. Ingredientes culinarios procesados, como aceites de cocina, mantequilla, azúcar, miel, vinagre y sal.

La combinación de alimentos de la categoría 1 con los de la categoría 2 y conservándolos o modificándolos con métodos relativamente sencillos como el enlatado, el embotellado, la fermentación y el horneado, los que pueden contener conservadores que prolongan su vida útil, potencialmente incrementan riesgos.

Alimentos ultraprocesados elaborados con métodos industriales e ingredientes, como el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, los aceites hidrogenados y las proteínas concentradas, como el aislado de soya. A menudo contienen como aromatizantes, colorantes o emulgentes para hacerlos más atractivos y apetecibles; refrescos y bebidas energéticas, papas fritas, golosinas, yogures de sabores, margarina, nuggets de pollo, hot dogs, salchichas, fiambres, macarrones con queso en caja, fórmulas infantiles y la mayoría de panes empaquetados, leches vegetales, sustitutos de la carne y cereales de desayuno.

En un amplio análisis de estudios de este año, los científicos informaron que el consumo de UPF se asociaba a 32 problemas de salud, con aumento de muertes relacionadas con enfermedades cardiacas, diabetes tipo 2, ansiedad y la depresión.

Ciertos tipos de alimentos ultraprocesados, como los refrescos y las carnes procesadas, son más claramente perjudiciales que otros. En cambio, los UPF como los yogures saborizados y los panes integrales se han asociado a riesgo menor de desarrollar diabetes tipo 2.

Como los alimentos ultraprocesados suelen ser baratos, cómodos y accesibles. Pueden ser fáciles de comer en exceso, tal vez porque contienen combinaciones de carbohidratos, azúcares, grasas y sal que son difíciles de resistir, tienen muchas calorías y son fáciles de masticar. También es posible que los consiguientes picos de azúcar en sangre afecten las arterias o aumenten la inflamación, o que ciertos aditivos alimentarios o sustancias químicas interfieran con las hormonas, provoquen intestino “permeable” o alteren el microbioma intestinal.

La curva de la soledad
(Caron C, New York Times, mayo 10, 2024)

En una edad cuando la participación en organizaciones de la comunidad, clubes y grupos religiosos, declinan, hay reportes de soledad, los que actualmente se presentan en personas de menor edad que en épocas anteriores.

Los investigadores mencionan que la soledad sigue una curva en U: inicialmente en los jóvenes, con declinación subsecuente en la edad media y nuevamente incrementa posterior a los ‘60, con particular aumento a los 80. En la actualidad a menor edad las personas mencionan que extraña la gente a su alrededor y enfatiza que las relaciones sociales son superficiales, con debilidad muscular social.

Diversos estudios ratifican que la mayoría de las personas se benefician de relaciones mínimas de 4 a 6, menciona Julianne Holt-Lunstad, profesora de psicología y neurociencia del laboratorio de Salud en la Universidad de Brigham; “Es como la variedad de comidas necesarias para nutrirnos….así necesitamos la variedad de personas en nuestras vidas”.

El aislamiento incrementa posterior a los 75, con menor número de familiares y amigos.

Jean Twenge, psicólogo y autor de “Generaciones”, demostró que el uso de medios sociales intensos, disminuye la salud mental, particularmente en mujeres y el acceso a teléfonos e internet aumenta el aislamiento y soledad.