Reflexiones Buena Nueva

Séptimo Domingo de Pascua – La Ascensión del Señor – Ciclo B (Marcos 15, 15-20) – Mayo 12, 2024
Hechos 1, 1-11; Salmo 46; Efesios 4, 1-13

Reflexiones Buena Nueva

Seguimos en tiempo de Pascua y hoy celebramos La Ascensión del Señor: eterna compañía del Resucitado.

Evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

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Reflexión:
¿Cuál es mi meta final?

Hoy recordamos que Jesús Resucitado, después de haber vivido su vida terrenal (como cualquiera de nosotros, menos el pecado), en la que comprendió cuál era su misión y la llevó la cabo, predicando sobre el Reino de su Padre (estado de amor, que se manifiesta en la fraternidad y bien común); el Hijo, vuelve al lugar que le corresponde, de donde procede, al Padre. a la fuente de la vida.

La celebración de la Ascensión, no es una la de una partida, sino la unidad y presencia permanente del amor. Para nosotros, es una nuevo llamado a lo que aspiramos: reconocer al Padre y vivir para permanecer con Él, es memoria el circulo virtuoso de la vida: nacer, crecer y dar fruto, para tener al final, una vida eterna y plena con el Padre; en palabras de San Ignacio de Loyola, en el Principio y Fundamento (EE 23), escribe que “el hombre (y mujer) es criado para alabar, reverenciar y servir a Dios nuestro Señor, y mediante eso salvar su alma…”. Salvar el alma, es alcanzar la meta de la vida, es volver al Padre.

Lo anterior, es el deseo de Dios para cada un de nosotros; para lograrlo, cada uno de tenemos que laborar / trabajar, colaborar para que se haga realidad …de ahí la pregunta que nos interpela y pone en acción: ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? (cfr. Hch 1, 1-11)

Solos no podemos, necesitamos del Espíritu Santo para que nos “conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo” (Efesios 4, 1-13) y así sepamos elegir, con nuestra libertad, aquello que podamos vivir una vida plena (feliz), en esta vida terrena y en la eterna.

Con la ayuda del Espíritu tendremos el valor de “ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda persona” (cfr, Mc 16, 15-20) … nuestras palabras y acciones, sean testimonio creíble y reflejo de la presencia del Señor del Amor, en nosotros y conviden a las personas a despertar el deseo de conocer el modo de vivir que Jesús nos ha mostrado, con la buena noticia que nos ha dado.

¿Cómo ser colaborador de Buena Nueva de Jesús?… ¿Mis palabras y acciones, dan testimonio de la presencia Jesús, en mi vida?… ¿Cómo lograr llegar al Padre?

Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org

RecursosParaVivirMejor

www.ccrrsj.org

Para profundizar, leer aquí.
Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP