La manifestación congregó entre 10 mil y 12 mil personas y se llevó a cabo a pocas horas de la presentación de la intérprete israelí Eden Golan en la semifinal de este popular festival de la canción.
Miles de manifestantes desfilaron pacíficamente en la ciudad sueca de Malmö para protestar contra la participación de Israel en Eurovisión a causa de la guerra de Gaza.
La manifestación congregó entre 10 mil y 12 mil personas, según la policía, y se llevó a cabo a pocas horas de la presentación de la intérprete israelí Eden Golan en la semifinal de este popular festival de la canción.
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Los participantes enarbolaron banderas palestinas y pancartas que criticaban a la Unión Europea de Radiodifusión (UER), que organiza el certamen.
La UER legitima el genocidio”, “No se puede lavar de rosa el colonialismo”, proclamaban algunas de ellas, en una jornada que puso tensión a esta gran fiesta del kitsch y de la música pop en la que compiten artistas de 26 países.
“Soy una fanática de Eurovisión pero lo boicoteo, aunque me parta el corazón”, explica Hilda, una sueca de 30 años con los cabellos teñidos de rosa.
“No puedo divertirme sabiendo que Israel participa, cuando tantos niños mueren [en Gaza]. Pienso que es algo injusto”, agregó.
En 2022, la UER le cerró las puertas a Rusia, debido a la invasión de Ucrania.
Un centenar de personas se congregó en otro barrio de la ciudad para celebrar la participación israelí, bajo fuerte protección policial.
Eden Golan, que recibió amenazas en redes sociales, participará por la noche en el Malmö Arena en la segunda semifinal, para intentar llegar a la última ronda de la competición que se celebrará el sábado a las 21:00 horas (local).
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, le deseó suerte y afirmó que ya “había ganado” tras soportar las protestas, que calificó de “horrible ola de antisemitismo”.
Una difícil “neutralidad”
Croacia, Suiza y Ucrania son las favoritas del certamen, con originales propuestas artísticas.
En el recinto Malmö Arena, contrastan las luces de neón, los trajes brillantes y los ritmos animados con el ir y venir de policías armados que patrullan entre los decorados multicolores.
Por toda la ciudad, pompones y banderines de colores llamativos coexisten con las banderas palestinas colgadas de ventanas y balcones.
Dentro del Malmö Arena, la organización prohibió, como de costumbre, cualquier bandera que no sea de los países participantes y los carteles con mensajes políticos.
La UER había prohibido el año pasado, para respetar la neutralidad del concurso, que tomase la palabra el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, cuyo país enfrenta una invasión rusa.
Esta neutralidad fue desafiada en la primera semifinal del martes por el cantante sueco Éric Saade, que lució en el brazo una kefia, un pañuelo habitualmente usado en apoyo de la causa palestina.
La UER y la radiotelevisión pública sueca SVT lamentaron el gesto e insistieron en que este popular evento, más asociado a actuaciones burlescas o llamativas, es apolítico.
Para los fans del concurso -que se estima atraerá a hasta 100 mil habitantes a Malmö– “lo importante es lo que hay en el escenario, (…), no la política”, asegura el profesor de historia de las ideas Andreas Önnerfors, especialista de Eurovisión.
Con casi 70 años, Eurovisión es “una muestra de tolerancia europea que no se encuentra bajo otras formas ni en otros lugares”, señala.
Medidas de seguridad
Este año, la guerra en Gaza eclipsó el conflicto en Ucrania, que se prolonga desde febrero de 2022.
Tiene que haber manifestaciones, la gente debe expresar sus opiniones, debe boicotear”, asegura a AFP Magnus Børmark, candidato de Noruega con su grupo Gåte que, al igual que otros ocho participantes, pidió un alto el fuego duradero en Gaza.
En la comunidad judía, algunos prevén abandonar la ciudad el fin de semana.
Con Eurovisión, hay una especie de intensificación. La sensación de inseguridad aumentó después del 7 de octubre”, cuando un letal ataque de milicianos de Hamás en Israel desencadenó la guerra, “y muchos judíos están preocupados”, explica uno de sus portavoces, Fredrik Sieradzki.
Según él, las manifestaciones propalestinas no han dado lugar a llamamientos dirigidos directamente contra los judíos de la ciudad. No obstante, se reforzó la seguridad en torno a la sinagoga.