En los últimos días, las críticas hacia el Alcalde con licencia y nuevamente candidato, Enrique Galindo Ceballos, han alcanzado un tono álgido. Se le acusa de padecer un fuerte delirio de persecución, pero, ¿qué tan fundadas son estas acusaciones?
Es innegable que la gestión de Galindo Ceballos ha dejado mucho que desear en diversos aspectos. La seguridad ciudadana, por ejemplo, es una de las áreas en las que más se le ha cuestionado, con una escalada de la inseguridad que ha puesto a la ciudad al borde del caos. Los eventos culturales, lejos de ser espacios de esparcimiento, se han convertido en escenarios propicios para los asaltos y la violencia.
El tema del agua también ha sido motivo de insatisfacción entre los ciudadanos. Las quejas sobre la falta de suministro, los drenajes rotos y colapsados, así como el negocio lucrativo de las pipas, han sido constantes. ¿Qué ha hecho el Alcalde al respecto? Parece que más bien ha optado por ignorar los problemas y enriquecer a sus allegados.
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Otro punto de discordia es la excesiva presencia del Alcalde en redes sociales y medios de comunicación, con una publicidad anticipada que parece buscar saturar la opinión pública. Se estima que se han invertido más de 20 millones en mercadotecnia y publicidad en Facebook a través de la empresa INDATCOM. ¿Es esta la mejor forma de invertir el dinero público?
Y no podemos dejar de mencionar el papel de las encuestadoras, como Massive Caller, que han sido contratadas para posicionar a Galindo Ceballos en las preferencias electorales. Sin embargo, su historial de predicciones poco fiables en otras elecciones hace que sus resultados sean cuestionables.
En resumen, el descontento de la población hacia la gestión de Galindo Ceballos es comprensible y justificado. Es hora de que el Alcalde enfrente las críticas de frente y asuma su responsabilidad. La ciudad merece resultados más efectivos y menos promesas vacías.