Jorge Álvarez Máynez (Movimiento Ciudadano) logró presentar propuestas y medio atacó aquí y allá. Xóchitl Gálvez (Fuerza y Corazón por México), como se esperaba, iba a llegar a lanzar ataques aderezados con propuestas. Claudia Sheinbaum (Sigamos Haciendo Historia) mostró temple y, sí, respondió con inteligencia al desafío.
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En el primer debate presidencial organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), los candidatos Claudia Sheinbaum, Jorge Álvarez Máynez y Xóchitl Gálvez se enfrentaron en un encuentro que generó diversas opiniones y reacciones en las redes sociales y la opinión pública en general.
Según el reportes , la plataformas de análisis de redes sociales con inteligencia artificial, se destacaron ciertos porcentajes de respuestas positivas y negativas para cada candidato. Claudia Sheinbaum, representante de Sigamos Haciendo Historia, obtuvo un 80% de respuestas positivas y un 15% de negativas. Xóchitl Gálvez, de Fuerza y Corazón por México, alcanzó un 50% de respuestas positivas y un 40% de negativas, mientras que Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, registró un 60% de respuestas positivas y un 15% de negativas.
Durante el debate, se observaron estrategias diferentes por parte de los candidatos. Sheinbaum se mantuvo disciplinada, siguiendo un guion establecido y evitando caer en provocaciones, lo que le permitió mantener su posición como puntera sin arriesgar demasiado.
Por otro lado, Álvarez Máynez adoptó un papel de aliado de la 4T y se centró en atacar a Xóchitl Gálvez, evitando confrontaciones directas con Sheinbaum. Por su parte, Gálvez se vio atrapada entre los ataques de Sheinbaum y Álvarez Máynez, mostrando nervios al inicio pero logrando recomponerse en la segunda hora del debate.
El evento estuvo marcado por la ausencia de propuestas concretas y un intercambio real de posturas entre los candidatos, lo que generó críticas hacia el formato del debate por parte del público y de analistas políticos. A pesar de esto, se destacó la importancia de estos ejercicios democráticos para el país, aunque se enfatizó la necesidad de evolucionar los formatos y atender las fallas técnicas para futuros debates.
En resumen, el primer debate presidencial dejó en evidencia las estrategias y desempeños de los candidatos, así como la necesidad de mejorar los formatos para garantizar un debate más productivo y esclarecedor para el electorado.