San José era el ‘padre putativo’ de Jesús; esta forma en latín solía abreviarse como P.P, y de ahí proviene Pepe.

Hoy, 19 de marzo, el mundo celebra el Día de San José, una festividad que honra al esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús en la tradición cristiana. San José es venerado como un símbolo de paternidad, humildad y dedicación.
Según las Escrituras, José era un humilde carpintero de Nazaret, un hombre justo y piadoso. Fue elegido por Dios para ser el esposo de María y el padre terrenal de Jesús. Aunque inicialmente se sorprendió por el embarazo milagroso de María, aceptó su papel con humildad y obediencia.
José desempeñó un papel crucial en la protección y cuidado de la Sagrada Familia. En el momento del nacimiento de Jesús, llevó a María a Belén y luego huyó con ellos a Egipto para escapar de la persecución de Herodes. Después de la muerte de Herodes, la familia regresó a Nazaret, donde José crió a Jesús como su propio hijo y le enseñó el oficio de la carpintería.
Aunque la Biblia no registra palabras pronunciadas por José, su ejemplo de sacrificio y servicio ha inspirado a generaciones de fieles. San José es considerado el patrón de la Iglesia Universal, así como el patrón de los trabajadores, los padres de familia, y de los moribundos.
Sin embargo, además de rendir homenaje a este santo, es interesante explorar una curiosa tradición relacionada con el nombre José: el apodo «Pepe». En muchos lugares hispanohablantes, los hombres llamados José son comúnmente conocidos como «Pepe». ¿Pero de dónde viene esta práctica?
La etimología de «Pepe» como diminutivo de José se remonta a tiempos antiguos. Se cree que tiene sus raíces en la abreviación de «José» en latín. En latín, «Josephus» se abreviaba como «Jeppe» o «Jep» en algunos dialectos. Con el tiempo, esta abreviación se transformó en «Pep» en español, y finalmente evolucionó a «Pepe».
Además, es interesante destacar que «Pepe» también puede tener una connotación religiosa. En algunas interpretaciones, se sugiere que «Pepe» podría ser una abreviación de «Pater Putativus», que significa «Padre Putativo» en latín. Este término se utiliza para referirse al papel de San José como padre adoptivo de Jesús.
De hecho San José, en multitud de escritos antiguos, aparece reflejado como Sanctus Josefus Pater Putativo Christi (San José padre putativo de Cristo). Con el paso de los siglos, esta expresión de Pater Putativus comenzaría a abreviarse con con las siglas P.P., lo que daría lugar al sobrenombre de Pepe.
Independientemente de su origen exacto, «Pepe» se ha convertido en un nombre cariñoso y familiar para los hombres llamados José en muchos países de habla hispana. Esta peculiar tradición es un recordatorio de cómo los nombres y sus derivaciones pueden reflejar la historia y la cultura de una comunidad.
En el Día de San José, mientras celebramos la vida y legado de este santo, también recordamos la curiosa práctica de llamar «Pepe» a aquellos que comparten su nombre, una tradición arraigada en la rica historia lingüística y cultural de los países de habla hispana.