Las personas preocupadas por volverse flácidas en la mediana edad deben revisar cómo eran sus padres cuando tenían esa edad, señala un estudio reciente.
Las personas tienen seis veces más probabilidades de volverse obesas en la mediana edad si ambos padres fueron gorditos durante esa época de sus vidas, según una investigación que se presentará en el Congreso Europeo sobre Obesidad en mayo.
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Además, tener un solo padre obeso triplica con creces las probabilidades de obesidad de mediana edad de una persona, encontraron los investigadores.
Estos hallazgos demuestran que la asociación establecida entre la obesidad infantil y el peso de los padres no desaparece a medida que un niño crece, señaló la investigadora principal, Mari Mikkelsen, investigadora doctoral de medicina comunitaria de la Universidad del Ártico de Noruega.
“La obesidad en la niñez, y sobre todo en la adolescencia, tiende a seguir al individuo hasta la adultez temprana, así que sospechamos que también lo seguiría hasta la mediana edad”, comentó Mikkelsen en un comunicado de prensa de la reunión.
“Encontramos que este es el caso: los niños cuyos padres vivían con obesidad son mucho más propensos a vivir con obesidad cuando tienen entre 40 y 50 años, mucho después de haberse ido de casa”, añadió Mikkelsen.
Para este estudio, los investigadores analizaron los datos de salud de más de 2,000 parejas de padres e hijos que participaron en un proyecto de investigación de salud en curso llamado Estudio Tromso.
Todas las crías tenían entre 40 y 59 años cuando participaron en la séptima oleada del Estudio Tromso, que tuvo lugar en 2015 y 2016. Sus padres participaron en la cuarta ola del Estudio Tromso cuando estaban en el mismo rango de edad, en 1994 y 1995.
Los investigadores encontraron que el IMC de los padres influía directamente en el IMC de sus hijos.
El IMC de la descendencia aumentó en 0,8 unidades por cada aumento de 4 unidades en el IMC de la madre, y en 0,74 unidades por cada aumento de 3,1 unidades en el IMC del padre.
Una madre con obesidad aumentó el riesgo de obesidad en la mediana edad 3.4 veces, y un padre obeso aumentó el riesgo de obesidad 3.7 veces.
Si ambos padres eran obesos, una persona tenía seis veces más probabilidades de ser obesa en la mediana edad.
Lo más probable es que una combinación de genética y ambiente haga que el peso de los padres afecte al peso posterior de sus hijos, dijo Mikkelsen.
“Los genes juegan un papel importante al afectar nuestra susceptibilidad al aumento de peso e influyen en la forma en que respondemos a los ambientes obesogénicos en los que puede ser fácil comer de forma poco saludable”, dijo Mikkelsen.
“Algunos estudios también especulan que los niños tienden a desarrollar hábitos dietéticos y de ejercicio similares a los de sus padres cuando todos viven juntos bajo el mismo techo, lo que resulta en un estado similar de IMC”, añadió.
Las investigaciones futuras deben profundizar en encontrar los factores exactos que influyen en el peso de una persona, y ver si esos riesgos se pueden mitigar, planteó Mikkelsen.
Los hallazgos presentados en reuniones médicas deben considerarse preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.