Ejercicio mejora síntomas de depresión; revisión sistemática y metanálisis

(Noetel M et al. BMJ 2024; doi.org/10.1136/bmj-2023-075847).

carlos abud

Los desórdenes depresivos son causa líder de discapacidad Mundial, condicionan menor satisfacción vital, divorcio y diabetes, además de aumentar padecimientos como enfermedad cardiovascular, ansiedad y cáncer.

El ejercicio puede ser complemento efectivo contra la depresión, asociado a medicamentos y psicoterapia.

¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA

Los autores estudian el identificar la dosis óptima y modalidad de ejercicio para tratar la depresión, en fuente de base de datos de la biblioteca Cochrane, Medline, Embase, SPORTDiscus y PsycINFO.

Los autores seleccionaron 218 estudios de 495, con 14,170 participantes y observaron que el caminar y trotar redujeron moderadamente la depresión, así como el yoga, entrenamiento de fuerza, ejercicio mixto aeróbico, tai-chi y qigong, lo que fue proporcional a la intensidad del ejercicio. Yoga y ejercicio de fuerza fueron las modalidades más aceptables.

La terapia conductual cognitiva, el ejercicio aeróbico vigoroso y el empleo de inhibidores de recaptura, son recomendables. Los medicamentos pudieran tener sólo efecto pequeño o modesto.

Uso de opioides asociado a caídas graves, particularmente en personas de edad avanzada
(Hopkins RE et al. JAMA Intern Med 2024; doi.org/10.1001/jamainternmed.2023.8154)

Los opioides se asocian a riesgo de caídas, algunas de ellas con consecuencias graves (hospitalización, visitas a Unidad de Urgencias y hasta fatalidad), en todos los grupos de edad, particularmente en personas de edad avanzada.

Con seguimiento de 4.3 años, ocurrieron 506,000 caídas graves, con 5002 muertes. La exposición a opioides tuvieron fuerte asociación; en mayores de 85 años con 6.4 veces más. La cohorte incluyó 3, 212, 369 individuos con 49 años en promedio de edad de inicio. El empleo de opioides se relacionó con caídas en todos los grupos de edad (entre 18 a 84 años).

Demencia en jóvenes; factores de riesgo.
(Hendriks S et al. JAMA Neurol 2024; 81: 134)

Los investigadores identificaron 15 factores de riesgo para demencia en jóvenes, de acuerdo a datos del Biobanco del Reino Unido. Se incluyeron a personas de 65 años y más.

Entre 359, 052 personas con 55 años de edad y 55% mujeres, hubieron 485 casos de demencia posterior a seguimiento de 8 años.

Menores años de educación formal, menor estado socioeconómico, la presencia de doble alelo de apolipoproteína E4, abstemios, alcoholismo, aislamiento social, deficiencia de vitamina D, niveles altos de proteína C reactiva, historia de hipotensión, apoplejía, menor fuerza de prensión, hipoacusia, diabetes, enfermedad cardiovascular y cerebrovascular, así como depresión, se asociaron a demencia.

Gota e incidencia de enfermedades cardiovasculares estudio de 152, 663 personas con gota y 709, 981 controles pareados.
(Ferguson lD Et al. Investigadores de Reino Unido y Bélgica. Lancet Rheumatol 2024; 6: e156–67)

La gota se manifiesta con artritis y tiene prevalencia Mundial de 1 a 4%; se caracteriza por los depósitos de cristales de urato monosódico en articulaciones y tejidos blandos y se asocia a discapacidad, destrucción articular y acorta supervivencia. Ésta, debido a hipertensión, enfermedad renal crónica, obesidad, diabetes y potencialmente enfermedades cardio y cerebrovasculares.

Análisis de 152, 663 individuos con gota, de 56 años, 79% hombres y 709, 981 controles de similar edad y género. El 20% de aquellos con gota y 15% del grupo control, desarrollaron enfermedades cardiovasculares en 6.5 años (riesgo mayor de 58%), particularmente en hombres (riesgo 88% más). Además se observó mayor índice de masa corporal, enfermedad renal crónica, dislipidemia, hipertensión, obesidad y diabetes en quienes tenían gota.

Las personas con gota tuvieron también mayor riesgo de apoplejía (45%), enfermedad cardíaca isquémica (52%), enfermedad arterial periférica (52%), aneurismas aórticos (57%), miocarditis o pericarditis (61%) y endocarditis infecciosa (83%); además tuvieron mayor tasa de arritmias que incluyeron fibrilación auricular (83%), trombo-embolismo (69%), insuficiencia cardíaca (85%) y enfermedad valvular (85%).