Reflexiones Buena Nueva

III Domingo de Cuaresma – Ciclo B (Juan 2, 13-25) – marzo 3, 2024

Éxodo 20, 1-17; Salmo 18; 1 Corintios 1, 22-25 

Reflexiones

Tercer domingo Cuaresma: Jesús hace un gesto profético en el corazón del templo, “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”…

Evangelio según san Juan 2, 13-25

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.
Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?” Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre, porque él sabía lo que hay en el hombre.

Reflexión:
¿Dónde está la morada de Dios, en la tierra?

La Cuaresma es el camino de preparación para la Pascua, que significa “paso”, del griego πάσχα “páscha” y en el hebreo pesáh; la de Jesús-Resucitado, es el “paso de la muerte a la vida”; mientras que la pascua judía recuerda el “paso de la esclavitud a la libertad”.

La Cuaresma es tiempo especial, para preparamos para tener vida y ser libres; para tener vida, hay que convertirnos, cambiar nuestra manera de vivir, y liberarnos del pecado, que es todo aquello que me impide tener relaciones interpersonales justas, fraternas y en armonía (sin conflicto o violencia); Jesús vino a salvarnos de aquello que nos impide tener “vida, vida abundante” (cfr Jn 10,10). Como seres humanos, parece que nos cuesta trabajo lograr eso de “vivir en paz”, por lo cual necesitamos “preceptos”, “reglas”, “mandamientos”, que nos ayuden a “llevar la fiesta en paz”, entre personas, grupos, naciones… (Ex 20, 1-17)

Por otra parte, Jesús, al expulsar a los vendedores (de animales para sacrificio), nos está diciendo que hay que darle su lugar al Padre, a quién no podemos comprar o utilizar (para fines egoístas), “lo que quiero de ustedes es que me amen, y no que me hagan sacrificios; que me reconozcan como Dios, y no que me ofrezcan holocaustos” Os 6,6

Este episodio evangélico, no es otra cosa que la propuesta de Jesús de una religión humana, liberadora, comprometida e incluso verdaderamente espiritual, en la que lo importante es dar la vida los unos por los otros.

Necesitamos entonces pedir: “Señor, ayúdanos a ver más allá de las estructuras y los edificios, más allá de las cosas materiales de este mundo, a la persona de Jesús como piedra angular de nuestra fe” (Espacio Sagrado).

¿Cómo los mandamientos me protegen de hacer el mal?… ¿Cómo vivir desde la entrega, el amor y la vida?… ¿Cómo alcanzar la fuerza y sabiduría de Dios?

Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org

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