El riesgo de demencia se triplica durante el año posterior a sufrir un ACV

  • Los datos surgen de un estudio canadiense que analizó las historias clínicas de más de 180.000 pacientes
  • Resaltan la importancia de los controles para identificar los síntomas

Las probabilidades de una persona de recibir un diagnóstico de demencia casi se triplican en el primer año tras un accidente cerebrovascular (ACV), muestra una investigación reciente.

Este aumento en el riesgo de demencia tras el ACV disminuye con el tiempo, pero nunca vuelve a los niveles anteriores al evento cerebrovascular, encontró el mismo informe.

“Nuestros hallazgos refuerzan la importancia de monitorizar a las personas con ACV en cuanto al deterioro cognitivo”, señaló el investigador principal, el Dr. Raed Joundi. Es profesor asistente en la Universidad McMaster en Hamilton, Ontario, Canadá.

El equipo de Joundi presentará sus hallazgos la próxima semana en la Conferencia Internacional sobre el ACV anual en Phoenix, patrocinada por la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association, AHA). En el estudio, el equipo canadiense revisó una base de datos con información sobre más de 15 millones de personas que viven en Ontario.

Observaron de cerca los datos de casi 181,000 personas que habían sufrido recientemente un accidente cerebrovascular, y compararon sus resultados de salud con los de los controles emparejados. Los controles eran personas sanas sin antecedentes de accidente cerebrovascular o ataque cardíaco o personas que habían tenido un ataque cardíaco pero no un accidente cerebrovascular.

El grupo de Joundi también rastreó la incidencia de demencia diagnosticada en un plazo de 90 días tras un ACV, y el seguimiento continuó durante 5.5 años. En general, el 19 por ciento de los supervivientes de ACV desarrollaron demencia durante los 5.5 años de seguimiento, y los supervivientes tenían un riesgo de demencia un 80 % más alto que el de la población general, o el de las personas que habían sobrevivido a un ataque cardíaco pero que no habían experimentado un accidente cerebrovascular.

“El tipo de ACV pareció importar”: las personas que habían sobrevivido a una hemorragia intracerebral (sangrado en el cerebro, una forma más rara de ACV), tenían un 150 % más de probabilidades que la población general de desarrollar demencia, encontró el estudio. De hecho, “encontramos que la tasa de demencia posterior al ACV fue más alta que la tasa de ACV recurrente en el mismo periodo”, señaló Joundi en un comunicado de prensa de la AHA.

“El ACV lesiona el cerebro, incluidas las áreas críticas para la función cognitiva, lo que puede afectar al funcionamiento diario”, explicó. “Algunas personas sufren un accidente cerebrovascular recurrente, lo que aumenta aún más el riesgo de demencia, y otras pueden experimentar un deterioro cognitivo progresivo similar a una afección neurodegenerativa”.

¿Cómo se puede reducir el riesgo de demencia posterior a un accidente cerebrovascular?
Se necesitan más esfuerzos para “instituir tratamientos adecuados para abordar los factores de riesgo vascular y prevenir el ACV recurrente, y fomentar cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar y aumentar la actividad física, que tienen muchos beneficios y podrían reducir el riesgo de demencia”, planteó Joundi.