El agresor apuntó a sus propios familiares, incluyendo a su padre y hermano, en medio de aparentes disputas familiares
En una tragedia sin precedentes, un hombre de 30 años desató un devastador ataque en el sureste de Irán, resultando en la muerte de 12 de sus familiares. El agresor, cuya identidad aún no ha sido revelada, utilizó un rifle de asalto Kalashnikov en el ataque, convirtiéndolo en el tiroteo más mortífero en la memoria reciente de Irán.
Según Ebrahim Hamidi, jefe del departamento de justicia en la provincia de Kerman, el agresor apuntó a sus propios familiares, incluyendo a su padre y hermano, en medio de aparentes disputas familiares. El ataque ocurrió temprano en la mañana dentro de un remoto pueblo rural, subrayando el profundo impacto de los conflictos domésticos en la región.
Este sombrío evento destaca por su inaudito número de muertes en un país donde la posesión de armas de fuego está estrictamente regulada. Aunque la ley iraní limita a los ciudadanos a la posesión de rifles de caza, el uso de un rifle Kalashnikov en este contexto resalta la gravedad y premeditación de la violencia.
Este incidente trágico recuerda a episodios pasados de violencia armada en Irán, incluyendo un tiroteo en un lugar de trabajo en 2022 y una matanza familiar en 2016. La escalada de la violencia en el país se produce en medio de turbulencias económicas exacerbadas por estrictas sanciones estadounidenses, lo que ha aumentado las tensiones sociales y contribuido a incidentes violentos en todo el país.
A medida que Irán lidia con las secuelas de esta tragedia, surgen preguntas sobre el control de armas, el apoyo a la salud mental y la gestión de conflictos familiares en la sociedad. Las autoridades y la comunidad internacional están atentas a las medidas que puedan tomarse para prevenir futuros actos de violencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos iraníes.
