IV Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B (Marcos 1, 21-28) – enero 28, 2024
Deuteronomio 18, 15-20; Salmo 94; Corintios 7, 32-35
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Continuamos este domingo, conociendo a Jesús: su manera de ser, enseñar y hacer el bien…
Evangelio según san Marcos 1, 20-28
En aquel tiempo, se hallaba Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Reflexión:
¿Qué me asombra de Jesús?
Para poder conocer y entender a una persona, primero hay que escucharla, con atención, para comprender sus mensajes e intenciones; lo mismo pasa con Jesús, hay que escucharlo, para que podamos cada uno saber, de primera mano, cual es su buena nueva.
En la primera lectura (Dt 18, 15-20) es Jesús, a quien se refiere Moisés: “Dios hará surgir en medio de ustedes, entre sus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharán”; además, nos advierte lectura que tenemos que estar atentos, para no ser engañados por quién “se atreva a decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de otros dioses, será reo de muerte” …
Ignacio de Loyola, en los ejercicios espirituales nos ayuda con reglas de discernimiento de espíritus, para saber distinguir los engaños del mal, que nos alejan del bien que podríamos hacer, si seguimos al buen espíritu, al espíritu de Dios.
Jesús, en los evangelios, se nos revela, nos dice quién es, como es, como actúa y que hace para cumplir la misión encomendada por su Padre: sanarnos, salvarnos, para que tengamos una vida abundante (cfr. Jn 10,10). En el pasaje de hoy, lo que hace Jesús a la persona poseída, es librarlo del espíritu inmundo (del maligno, del mal espíritu) que no lo deja vivir … el mal no puede contra Dios, pero a nosotros, sí que nos puede engañar y vencer, y ello nos destruye, como personas, como comunidad.
Lo que dice y hace Jesús, lo hace con congruencia, habla sobre el bien y lo hace, porque tiene la facultad (autoridad) de ello, como ungido de Dios; quienes lo escuchan, quienes lo ven actuar, claro que se sorprenden… como cada uno de nosotros, si le ponemos atención a sus palabras, a sus enseñanzas y a sus acciones, de seguro nos sorprenderá que, todo – todo – todo, lo que enseña, dice y hace es para nuestro bien.
Así, toma sentido lo que nos dice san Pablo: “vivan sin preocupaciones (confiando en el Señor), … tal como conviene” (cfr. Cor 7, 32-35)
¿Cómo escuchar y conocer mejor a Jesús?… ¿Cómo dejarme sorprender por él?… ¿Cómo puedo aumentar mi confianza y poner mi vida en sus manos?
Alfredo Aguilar Pelayo
#RecursosParaVivirMejor
Para profundizar, leer aquí.
Columna publicada en: https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP